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Aunque los millennials, que son la generación de personas de entre 21 y 34 años, son los que más se conectan y compran a través de Internet, existe una franja de consumidores que está por descubrir en el comercio electrónico, como son los mayores de 60 años, cuyo 68,5% dispone de conexión a la red.

Este segmento poblacional dispone de un gran potencial para “estimular la actividad empresarial y el desarrollo económico”, tal como demuestra ‘Economía del Envejecimiento, un estudio elaborado por la Fundación general de la Universidad de Salamanca en colaboración con el CSIC, a través de 900 entrevistas.

Aunque existe un crecimiento generalizado del comercio electrónico, el informe señala un “desfase” entre la demanda de consumidores de edad avanzada con la oferta comercial. Pese a que 400.000 personas mayores de 65 años realizaron una compra online en lo que llevamos de año, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el porcentaje sigue siendo muy inferior a los más de 5 millones de compradores online menores de 35 años.

Esta puede ser una de las razones por las que la publicidad web continúa teniendo un patrón orientado a los jóvenes y sus preferencias, ya que “el número de anuncios dirigido al público mayor, que suele estar más interesado en la calidad del producto que en el precio, está muy por debajo de su importancia económica”, afirma el publicista Toni Segarra al periódico El País.

Puesto que los mayores de 50 años representan la mitad del consumo, el experto remarca que en países como Estados Unidos ya se trabaja “en un cambio de mentalidad publicitaria con el objetivo de atraer la atención de esta bolsa perdida de consumidores”.

A este respecto, otro estudio de la Confederación de Mayores UDP, los españoles de más de 60 años usan Internet para actividades de tipo funcional para informarse, y en menor medida, para gestiones administrativas.

De hecho un 56% utiliza el ordenador cotidianamente, mientras que el uso habitual de los smartphones es del 38%, debido a la percepción de complejidad que tienen respecto a la tecnología de móviles o tabletas.

Conforme la edad media aumenta, el estudio de ‘Economía del Envejecimiento’ aconseja que “es preciso que las aplicaciones para móviles y tabletas vayan haciéndose más intuitivas”, introduciendo entre sus funciones el reconocimiento de voz, el apoyo de avatares, el canal de ayuda personal o el acceso a equipos con pantallas táctiles.

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