El Big Data aplicado al sector vitivinícola

La bodega Pago de Carraovejas, de la localidad vallisoletana de Peñafiel es un ejemplo de empresa innovadora en el sector vitivinícola, alcanzando actualmente su inversión en esta disciplina el 15%.

Para la empresa, que vende una media de 800.000 botellas al año y su facturación supera los 20 millones de euros, la innovación es parte de la genética empresarial que apuesta por incrementar el empleo de calidad y la dotación de personal cualificado. Los proyectos de innovación están relacionados con los procesos productivos así como con los de gestión.

En pleno corazón de la Ribera del Duero, la bodega fue pionera en el uso de la fuerza de gravedad para elaborar el vino, de manera que se respetan las características de la materia prima. Asimismo el director del Pago de Carraovejas, Pedro Ruíz Aragoneses, explica que también fueron los primeros en utilizar hasta un 25% de uva cabernet sauvignon en su mezcla o coupage, basada en tempranillo.Pago de Carraovejas

La empresa ha incorporado un sistema de fermentación donde usan levaduras y bacterias lácticas autónomas de la finca. Mediante los molinos antihelada garantizan las condiciones para la maduración de la uva y mitigan los efectos de las bajas temperaturas.

Mediante bolígrafos digitales señalan los datos que permiten una toma de decisiones más rápidas, por ejemplo, en el conteo de la uva. Además los satélites que realizan fotografías en el terreno se han dejado paso a drones o vehículos aéreos no tripulados que controlan aspectos como los suelos, la variabilidad del viñedo según las parcelas, o la densidad de vegetación.

Además junto con la Universidad de Salamanca, la compañía vitivinícola ha realizado un estudio de la flora, fauna y entomofauna con el que han conseguido dejar de usar productos fitosanitarios para controlar las plagas. Así la finca dispone de ‘hoteles de insectos’ para que se desarrollen en el entorno, potenciando un equilibrio natural que evita la invasión de parásitos no deseados.

También la tecnología le ha permitido ganar en sostenibilidad, ya que cuenta con edificios sostenibles elaborados con biomasa, con cubiertas vegetales naturales, y un cálculo de emisiones contaminantes en comparación con el aporte de oxígeno.

Estos avances le han valido reconocimientos, como el de la revista Wine&Spirits de San Francisco, al situarla dentro de las 100 mejores bodegas del año. Pago de Carraovejas también ha obtenido el certificado como pyme innovadora por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo.

Desde el año 2007, y en época de crisis, esta empresa ha sido capaz de doblar su facturación manteniendo su capacidad productiva y generando el triple de puestos de trabajo. Supera ya los 60 empleados en la organización.

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