La tendencia DIY se extiende a la fabricación

prodware logotipoLa filosofía Do It Yourself, DIY o «hazlo tú mismo» ha traspasado fronteras saltando de los talleres de manualidades a las pantallas de ordenadores, móviles y tabletas. En su afán por conseguir productos únicos y 100% personalizados, los consumidores exigen a las empresas herramientas para diseñar, comparar y elaborar sus propios artículos fácilmente y con la máxima libertad.

Desde un viaje a una cena en un restaurante o la elección del barrio donde vivir, las decisiones de compra en la actualidad dependen en gran medida del modo en que el objeto de consumo refleje quiénes somos y cuáles es nuestro estilo de vida. Es decir, a los clientes actuales les atrae aquello con lo que se sienten más identificados.

Por eso, cada vez hay más empresas que dejan en manos del consumidor la personalización de una gran variedad de bienes y servicios. Ya sea una bicicleta, los muebles de la cocina o el nuevo portátil, en la era del consumidor todo debe ser susceptible de adaptarse a sus necesidades y deseos.

Así nace un concepto de artesanía digital basado en la adopción de
configuradores de productos.

Gracias a la innovación tecnológica de los últimos años, ha sido posible desarrollar precisas herramientas que ofrecen múltiples combinaciones a través de la modularización. De esta manera, es posible satisfacer las exigencias individuales de cada comprador, que se transforma en una especie de diseñador industrial de sus propios productos.

Así nace un concepto de artesanía digital basado en la adopción de configuradores de productos que dan al cliente la libertad de crear artículos completamente adaptables no solo a sus gustos sino también a su bolsillo. Un instrumento que aporta valor añadido a un consumidor interesado en explorar diversas alternativas para conseguir su diseño ideal.

Fabricación industrial DIY

Sin duda, el uso de configuradores de producto permite a las empresas ofrecer experiencias de cliente memorables. Se trata de dar a los propios consumidores la autonomía necesaria para que sean ellos mismos quienes decidan, por ejemplo, cómo combinar el color de los cordones, el tipo de estampado y el dibujo de la suela que llevarán sus próximas zapatillas.

Los clientes valoran muy positivamente estas herramientas de personalización que les dan la capacidad de diseñar como una forma de expresión de su creatividad. Los usuarios disfrutan del proceso de creación y pasan más tiempo conectados a las plataformas de las empresas, lo que facilita los procesos de fidelización y retención de clientes. Pero esta no es la única ventaja.

Para las compañías, la adopción de estos sistemas se traduce en un ahorro de costes. La fabricación a medida permite racionalizar el stock y gestionar el inventario al disminuir el número de referencias.  Además, los consumidores obtienen justamente lo que quieren, por lo que se reducen las devoluciones.

La configuración de productos también proporciona valiosa información sobre los criterios de consumo de cada cliente para ayudar a la empresa a definir perfiles y establecer prioridades. Con toda esta información será posible dar forma a una estrategia de analítica predictiva de cara al futuro.

La tendencia DIY se extiende a la fabricaciónPersonalización en masa

De la producción en cadena hemos evolucionado a una suerte de personalización en masa que combina las ventajas de la fabricación artesanal, anterior a la revolución industrial, con los beneficios de las innovaciones tecnológicas en materia de automatización, gestión de mercancías o ensamblaje.

Actualmente, un gran número de empresas y clientes ya aprovechan las ventajas de integrar los configuradores de producto como parte de sus modelos de negocio. Se trata de una estrategia cada vez al alcance de más compañías que en los próximos años se volverá indispensable para aquellas industrias que fabrican artículos altamente configurables.

No obstante, para su implantación las empresas deben enfrentarse a un doble reto. Este gran desafío reside en:

  • Diseñar una plataforma atractiva que atraiga y facilite la navegación.
  • Planificar todas las combinaciones válidas para evitar incompatibilidades y restricciones.

En el fondo, esta novedosa filosofía del «hazlo tú mismo» no es nada nuevo. Se trata más bien de una reinvención del proceso industrial que pone el foco en el consumidor, en sus necesidades e intereses, al situarle en el centro de la estrategia de la empresa. Al fin y al cabo, ¿quién mejor que el propio cliente para saber qué quiere y cómo lo quiere?