La gamificación conquista a las empresas españolas

Hace relativamente poco que se acuñó el término “gamificación”; fue hacia 2008, y en pocos años, se ha extendido como la pólvora. Se trata de aplicar mecánicas y elementos propios de los juegos en entornos que no tienen nada de lúdicos. Si bien es verdad que la gamificación se usa, sobre todo, en ámbitos educativos, también se puede extrapolar al mundo empresarial. Un terreno muchas veces inexplorado, ya que en términos generales se desconoce qué pueden aportar estas técnicas a una empresa.

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La gamificación conquista a las empresas españolasEn primer lugar, la gamificación va estrechamente ligada al proceso de engagement de cualquier marca, es decir, a la fidelización de nuestros usuarios y clientes. De hecho, es una técnica para conseguir aumentar la fidelidad de nuestros usuarios.

¿Y cómo? Mediante el Social Media. En una situación en la que el público está saturado de información, la gamificación se convierte en la vía para enviar mensajes de forma amena, divertida, entretenida y diferente.

De esta forma, habrá más posibilidades de que el usuario interactúe con nuestra marca y se quede con ella en la memoria.

La gamificación, como todos los juegos, debe dar respuesta a los deseos y necesidades fundamentales de la persona que juega.

Los desarrolladores de juegos tienen muy claros estos principios básicos a la hora de desarrollar sus productos, por lo que es igual de importante tenerlos claros a la hora de crear un juego para fidelizar clientes:

  • Deseo de recompensa o de logro: muchos usuarios acceden a los juegos en busca de premios. Por ejemplo, en el caso de los videojuegos actuales, los logros se desbloquean realizando determinadas acciones dentro del juego. Si extrapolamos esto a un juego desarrollado por una empresa, estas recompensas pueden traducirse en descuentos en la tienda o en regalos.
  • Deseo de estatus o de competición: no faltan las personas competitivas y para las cuales el reconocimiento es muy importante. Atendiendo a este tipo de deseos, pueden desarrollarse juegos de competencia, sobre todo en el ámbito interno de la empresa.
  • Deseo de expresión: es una de las más primitivas necesidades del ser humano. Aunque se trate de personas poco creativas, todos tenemos mucho que decir y que aportar. Los juegos de desafíos, así como otros en los que prima el desarrollo de un pensamiento más creativo e ingenioso, permiten desarrollar y dar a conocer determinadas actitudes de los jugadores que, de otra forma, continuarían siendo desconocidos. Se trata de un buen sistema para descubrir aptitudes ocultas en equipos de trabajo.
  • Deseo de altruísmo: en ocasiones el jugador no persigue un beneficio propio, sino el bien común. Si mediante un juego ese jugador consigue un logro que beneficia a todos, su recompensa será el simple hecho de haberlo logrado y ver que los demás han conseguido lo que deseaban.

Distintos tipos de recompensas

Los desarrolladores de juegos para el ámbito empresarial se basan en estos cuatro deseos básicos a la hora de otorgar recompensas que atienden a estas necesidades.

Así, los puntos y clasificaciones atienden los deseos de estatus y competición, pero también pueden atender al de recompensa y logro si los puntos son canjeables por cupones descuentos o premios materiales.

Por otra parte, el sistema de niveles atiende al deseo de competición. El hecho de superar determinadas fases corresponde a una necesidad de superarse a sí mismo y demostrar valor.

Por otra parte, obtener premios y bienes virtuales atiende sobre todo al deseo de logro y recompensa.

Por último, los desafíos atienden tanto al deseo de expresión como al altruísta y desarrollan, a la vez que sacan a la luz, determinadas aptitudes de los jugadores.

¿Cómo implemento la gamificación en mi empresa?

La gamificación conquista a las empresas españolasPero hace tiempo que las grandes empresas ya venían aplicando este tipo de técnicas a nivel interno: se dieron cuenta de que implementar mecánicas lúdicas en ambientes de trabajo, suponía un aumento de la confianza entre las personas de un mismo grupo, los enseñaba a trabajar en equipo o servía como forma de plantear soluciones alternativas a determinados problemas.

En primer lugar, la empresa debe plantearse si quiere implementar la gamificación de forma externa, es decir, si persigue una fidelización de los usuarios y un recuerdo de marca; o bien de forma interna, generando un buen ambiente y fomentando el trabajo en equipo.

En función del objetivo que persigamos, deberíamos llevar a cabo unas acciones u otras y proponer diferentes tipos de juegos.

  • Si el objetivo final es el de fidelizar a los usuarios, lo primero que se nos viene a la mente es una aplicación que descargar en nuestro Smartphone y con la que nuestros clientes puedan interactuar. La dinámica de estos juegos debería estar centrada en la transmisión de un mensaje (relativo a nuestra marca) y la obtención de recompensas (descuentos o regalos). Lo importante es ser creativos, que nuestro juego llame la atención de los usuarios y que quieran participar para obtener las recompensas.
  • En el caso de que el objetivo sea el de contribuir a un mejor ambiente de trabajo, así como fomentar la competencia sana entre tus trabajadores, el trabajo en equipo o averiguar cómo resuelven determinados problemas, entonces el juego debe centrarse en una dinámica de desafíos, competitividad y premios.

Gracias a un juego (que no tiene porqué tratarse de un juego de tablero, ni de un programa instalado en un pc) podemos observar cómo nuestro equipo expone diferentes puntos de vista para resolver un mismo problema. También sirve para ver cómo determinadas personas demuestran aptitudes que desconocíamos, y además se fomenta un acercamiento por parte de todo el equipo. Un ejemplo: los juegos de rol son muy acertados para obtener todos estas estas ventajas.

Fuente Revista Pymes