A través de una base de datos de más de 65.000 líderes, expertos de la Universidad de Harvard compararon a los directivos menores de 30 años de edad (455 líderes), frente al grupo mayor de más de 45 años de edad (4.298), observando las características diferenciadoras entre ambos casos.

El hecho de que los jóvenes hayan sido promovidos a puestos de dirección, algo muy poco común en las empresas, se convierte en una contribución fundamental en la creación de perfiles triunfadores de gran potencial.

Del estudio se extrae que el 44% del grupo más joven se enmarca por encima de la eficacia global de liderazgo en comparación a los ejecutivos de más edad, que sólo un 20% de ellos lo sobrepasaba.

En este contexto los gerentes más jóvenes deben luchar constantemente por demostrar su valía, ya que en muchos casos no se sienten capaces de representar a la empresa. De hecho en muchas organizaciones los empleados creen que los directivos jóvenes carecen de perspectiva estratégica y de un profundo conocimiento de la industria para la que trabajan.

Jóvenes directivosSi bien es cierto que algunas cosas sólo se aprenden con el tiempo, lo cierto es que también estas nuevas promociones son más actas al cambio, ofreciendo un gran trabajo en la comercialización de nuevas ideas.

La falta de experiencia les lleva a ser más optimistas sobre las propuestas de cambio, sin ver obstáculos que puedan hacerlas inviables. Los líderes más jóvenes saben cómo llegar a otros con energía y con el entusiasmo necesario para conseguir los objetivos. Ellos pueden llegar a ser capaces de inspirar a otros para alcanzar altos niveles de producción, en un grado aún mayor que sus homólogos más experimentados.

Con respecto a la retroalimentación, los líderes de mayor edad están menos dispuestos a pedir y responder a los comentarios de sus colegas, un hecho que nad ayuda a una mejora continua. Por el contrario los jóvenes directivos son más propensos a establecer objetivos ambiciosos e inspirar a su equipo para que se esfuercen en logarlos.

Por ello las organizaciones necesitan de esta clase de jóvenes managers para que ocupen las vacantes que han quedado libres, y que ejercido durante un largo plazo sus precedesores.

La comprensión y el saber aprovechar esta clase de profesionales es una oportunidad para conseguir mayor rendimiento y productividad. Mientras que los líderes de menor edad se enfrentan a desafíos que les requerirán un mayor esfuerzo, también aportan interesantes activos a las organizaciones, siendo ellos precisamente unos de los recursos más interesantes y menos reconocidos en las grandes compañías de hoy.

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