cementerio digital

A tres kilómetros del aeropuerto de Barajas, en Madrid, existe un edificio donde se encuentra un generador del tamaño de una casa, que podría incluso mantener la vida artificial en el caso de que pasase alguna catástrofe.

En este búnker, primer cementerio digital de España, la empresa Iconfidencial ya ha enterrado a 600 difuntos digitales.

Creada por Leticia Lauffer, ex directiva del Banco Santander, y Jesús Pérez, que fue empleado de una empresa de seguros, Iconfidencial  dispone de una recepción donde a los visitantes les hacen registrarse y firmar un contrato de confidencialidad. La seguridad es primordial en este lugar, teniendo que pedir permiso a su centro de Londres para que los visitantes puedan pasar.

A parte de ser un “cementerio digital”, es el mayor centro de proceso de datos que existe en España, estando gestionado por Global Switch. En sus 21.000 metros cuadrados la empresa guarda en sus cajas fuertes digitales la información de más de 300.000 clientes españoles, difuntos y vivos, que han contactado con ellos para almacenar su información más sensible, además de para hacer desaparecer el rastro de la que quieran en Internet.

De hecho su fundadora explica al periódico El Mundo que “al aparecer en los medios el tema de los papeles de Panamá, nos ha llamado un empresario español que tuvo hace siete años una empresa offshore en ese país. Dice que poniendo su nombre con comillas en Google todavía sale como administrador. Nos ha ofrecido mucho dinero para que le borremos todos sus datos».

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Desde la empresa indican que han tenido muchos clientes relacionados con empresas en paraísos fiscales que han solicitado sus servicios para eliminar en Internet su vinculación con estas campañas.

Pero en España es obligatorio que cualquier contenido que se quiera borrar no colisione nunca con el interés informativo, ya que el derecho a la información siempre prevalece.

Por el contrario en países como en Francia, el Parlamento ya ha aprobado la ley sobre “el derecho a la muerte digital”, donde el usuario podrá decidir qué hacer con sus datos personales tras fallecer. En el caso de Iconfidencial, precisamente lo que hacen es gestionar la herencia digital, de manera que el cliente deja un mandato para que sus cuentas en redes sociales se eliminen el día que fallezca.

Algo con mucho sentido si se tiene en cuenta que, según la Universidad de Massachusetts, dentro de 82 años habrá más usuarios muertos que vivos en Facebook.

Por eso en este contexto, cada vez están surgiendo más empresas que borran y distribuyen la información en la red. Además de Iconfidencial existen sepelios digitales que ofrecen la aplicación Bajo Llave, con la que las personas en vida que los contraten puedan guardar en una caja fuerte electrónica, en el cementerio digital, su presente y pasado en la red. Todo bajo un cifrado como el que Whatsapp ha implantado recientemente.

La plataforma se divide en los módulos personal, profesional y sanitario, permitiendo subir y descargar información desde el móvil en pocos clics. Se trata de una especie de caja fuerte del banco que a su vez guarda decenas de cajas fuertes, explica Leticia Lauffer. La directiva añade que de esta manera “el usuario puede elegir qué información debe ser borrada y cuál debe trascender confidencialmente a terceros en caso de accidente, incapacitación judicial o fallecimiento”.

La empresa no sólo tiene contratos con clientes directos, sino también con empresas telefónicas, aseguradoras y bancos, que a su vez ofrecen este servicio a sus clientes.

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