transgénicos

El Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (ISAAA) ha publicado recientemente un informe sobre el crecimiento de los cultivos transgénicos en el mundo en 2016.

España concentra el 95% de la superficie de cultivos #transgénicos de Europa Clic para tuitear

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El estudio apunta que se ha alcanzado un nuevo récord en la superficie destinada al cultivo de alimentos modificados genéticamente, estableciéndose en 185,1 millones de hectáreas. Esto supone un incremento de 4,1 millones de hectáreas frente a los datos del año 2014.

Según el ISAAA, a pesar del incremento en la superficie destinada a la producción de alimentos transgénicos, se ha experimentado una reducción en el numero de países que realizan esta actividad. Mientras que en 2014 aparecían 28 países, de los cuales 8 estaban industrializados y 20 en vías de desarrollo, en 2016 el número se ha reducido a 26. Sin embargo, esta reducción se ha visto compensada con un incremento de la producción. Este aumento se debe, según el ISAAA, a los beneficios que proporcionan este tipo de cultivos.

¿Dónde se cultivan los alimentos transgénicos?

Del informe se extrae que los principales países productores fueron Estados Unidos, con 2,9 millones de hectáreas; Brasil con 49,1 millones; Argentina con 23,8; Canadá con 11,6 y por último, India con 10,8 millones de hectáreas destinadas al cultivo de transgénicos. Además, se observa que España es el primer productor europeo, ya que acapara el 95% del terreno destinado a la producción de transgénicos en Europa.

América Latina destaca como principal productora de soja transgénica, con 57,1 millones de hectáreas dedicadas a ello. Los productos representativos que han experimentado un notable crecimiento son: maíz, colza, alfalfa, soja, berenjena, patatas, papayas, piñas, tomates y remolacha azucarera entre otros.

El continente americano destaca como terreno proclive a los cultivos biotecnológicos. En los países en vías de desarrollo también se aprecia presencia de esta actividad debido, principalmente, a las regulaciones y normativas precarias de sus gobiernos y la capacidad de influencia de la industria biotecnológica.

Fuente GastronomiayCia