La comunicación de marca basada en el famoso, ¿sigue siendo efectiva?

La historia del marketing y la publicidad han ido siempre ligadas a la atracción de caras famosas. Nos tenemos que remontar varios siglos atrás para encontrar las primeras celebridades que fueron de alguna forma “embajadores” de un producto o servicio.

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En la corte de Versalles, por ejemplo, eran las favoritas del rey las que marcaban la moda; que una de ellas apareciese con un peinado o comprase un producto, disparaba automáticamente su uso.

Un ejemplo de esto son, sin ir más lejos, los sofás y el concepto de la “comodidad” tal y como lo entendemos hoy en día: se lo debemos a estas mujeres.

En el siglo XIX, con la aparición de los periódicos modernos, los músicos, actrices o escritores célebres tenían tanto tirón que sus acciones o declaraciones ya tenían efectos sobre el consumo.

Ya entonces, las marcas pagaban a Mark Twain para que fuese embajador de sus productos.

La comunicación de marca basada en el famoso, ¿sigue siendo efectiva?En España, el mejor ejemplo de este fenómeno que se empezaba a perfilar era Benito Pérez Galdós, quien era tan conocido que el estreno de una de sus obras de teatro hizo que apareciesen productos con el nombre de su protagonista.

Ya entrados en el siglo XX, las estrellas del cine, deporte y la música no solo influyeron en los comportamientos de consumo, sino que han llegado a convertirlo en una parte más (y muy lucrativa) de su negocio.

Llamativo es el caso de algunos deportistas, que ganan más con sus acuerdos con marcas que a través de su propia trayectoria profesional.

Y en los años 80, las firmas llegaban a diseñar productos específicos para el famoso de turno, que después se vendían de forma masiva.

Pero a pesar de toda esta historia de las caras conocidas ligadas al marketing y a la comunicación de marca, el poder de las celebridades no está en su mejor momento.

Tanto la crisis económica como el boom de la información han vuelto a los consumidores más escépticos: se creen menos que nunca lo que los famosos y los anuncios dicen.

Ahora, una nueva figura le ha sustituido: el consumidor confía más en el “influencer” ya que lo considera más afín a él mismo, a sus gustos y modo de vida.

Esto no es sólo una percepción, sino que los datos refuerzan esta realidad. Según un estudio de Mintel, en el mundo de las fragancias y perfumes se puede ver claramente cómo el famoso que las acompaña ha dejado de ser relevante: tan sólo un 6% de los consumidores se fija en la cara detrás del producto.

Una realidad que, sin duda, fuerza a las marcas a ser creativas y a pensar en nuevas estrategias de comunicación.

Los errores más frecuentes de las marcas al contratar a famosos

 

  • Falta de análisis de la estrategia marca – celebrity

Este es un error muy frecuente entre las marcas, que consiste en no analizar adecuadamente el objetivo a alcanzar y qué recorrido juntos tienen ambos.

Uno de los mayores riesgos es escoger una imagen que realmente no encaje con la firma. Pero también hay casos en los que el famoso no conoce la marca a fondo, y eso se nota cuando trata con la prensa, o incluso que fotografíen a la celebrity en cuestión con un producto de la competencia.

  • Elegir al más famoso del momento sin importar el motivo de su popularidad

Normalmente, si una persona está momentáneamente en el top de la popularidad, su caída puede ser igual de rápida.

  • Riesgo de canibalizar la marca

Es habitual que el poder de atracción del personaje llegue a eclipsar a la marca que lo contrata. Caso aparte es cuando la empresa en cuestión sea una multinacional, que pueda exigir que se la mencione a cambio de la gestión de la entrevista.

  • El famoso multi-marca

Un error también habitual es no analizar la afinidad de la marca con la celebrity a medio y largo plazo en función del proyecto.

La mayoría de famosos representan varias marcas, y la nuestra puede quedar diluida en esa confusión de identidades.

  • Meterse en temas polémicos

En general, a la hora de establecer una estrategia de comunicación no conviene asociar la marca a una persona con una actividad política activa, ya que este posicionamiento puede atraer amigos, pero también enemigos.

  • No complementarla con una buena estrategia de comunicación

Contratar un famoso no es suficiente para obtener por sí solo buenos resultados de comunicación.

Será necesaria, además, una buena estrategia de comunicación a todos los niveles, donde se posicione la marca y no el nombre de la celebrity.

Fuente Puro Marketing