El trabajador de la Generación Y tiene un conjunto diferente de expectativas cuando se trata del entorno laboral. Además, las tendencias tecnológicas están cambiando la forma en que se llevan a cabo los negocios día a día. Cuando estos dos factores se juntan, cambian drásticamente la forma en que funcionaremos en materia laboral en tan solo unos años.
Las 5 #tendencias del trabajo del #futuro Clic para tuitearTiempo de Lectura: 3 minutos
La edición española de Forbes analiza lo que vendrá en materia laboral, teniendo en cuenta las nuevas generaciones, los cambios en el lugar de trabajo, y nuevas tecnologías.
Más opciones remotas
En los últimos años, hay un número creciente de nómadas digitales y jóvenes profesionales que viven un estilo de vida nómada.
El teletrabajo es más factible que nunca gracias a las nuevas tecnologías. Los sistemas de conversación y reunión online son cada vez más populares, y permiten que los trabajadores remotos permanezcan comprometidos y conectados.
Y es más, la oportunidad de trabajar desde casa se está convirtiendo en un punto de vista importante para muchos solicitantes de empleo, y puede ser el factor decisivo para algunos candidatos.
Las instituciones públicas ya se están implicando para que este cambio sea una realidad.
En marzo de 2010, la Comisión Europea lanzó la estrategia Europa 2020 para mejorar la competitividad y la productividad en la Unión Europea, siendo la promoción de condiciones de trabajo flexibles una de las estrategias de empleo a llevar a cabo.
Grandes diferencias de edad
Aunque la edad actual de jubilación, tanto en España como en muchos otros países, es de 65 años, en los próximos años esto va a cambiar.
A medida que la esperanza de vida aumenta, será más difícil contar con los ahorros suficientes como para retirarse a esa edad, por lo que la gente comenzará a jubilarse más tarde. En España, esa edad se ha fijado en los 67 años.
Cuando la brecha de edad entre los trabajadores de una oficina se ensanche, esto creará dinámicas únicas, en la que los pensadores más jóvenes se mezclarán con una población más experimentada de trabajadores.
Los empleadores tendrán que convertirse en expertos en hacer frente a estos escenarios y tendrán que fomentar un entorno de trabajo y proyectos de colaboración que faciliten la comunicación abierta y el aprendizaje.
Control del estrés
El estrés en el lugar de trabajo se ha convertido en un riesgo significativo para la salud.
Se relaciona con hipertensión, dolores de cabeza crónicos y otros trastornos, y aunque parezca que solo afecta al trabajo, puede que lo traslademos también a otras áreas de la vida.
No es solo una percepción, sino que datos reales lo avalan: según un informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, aproximadamente el 22% de los trabajadores de Europa reportan tener estrés en el trabajo, y más de la mitad necesitarían ayuda para aprender técnicas de manejo del estrés.
Si lo trasladamos al entorno laboral, el estrés en el lugar de trabajo puede conducir a un menor rendimiento y satisfacción laborales.
En última instancia, esto puede afectar la rentabilidad de una empresa y la capacidad de retener buenos empleados.
Por eso, los empleadores deben empezar a tomar nota del estado físico y emocional de su empleado en el trabajo, y de su capacidad de producir.
Eliminación de la escalera corporativa
El futuro del empleo verá la eliminación de la escalera corporativa tradicional.
En las generaciones pasadas, la tendencia ha sido conseguir permanecer con una compañía hasta el momento de la jubilación, prácticamente toda una vida.
Sin embargo, a día de hoy los empleados tienden a quedarse con una empresa por un promedio de 4,6 años, y los millennials aún menos tiempo.
Solicitantes de trabajo exigente
En el futuro, los empleadores tendrán que acostumbrarse a un grupo más exigente de solicitantes de empleo.
La llamada generación Y es especialmente sensible al ambiente laboral. Buscan no solo llegar a fin de mes, sino culturas modernas que brinden un trabajo significativo y oportunidades para aprender y crecer.
Es en este punto en el que los empleadores sentirán la presión de un proceso más competitivo, en el que la misión y metas de la empresa deberán alinearse con los valores personales y ambiciones de los candidatos.