El avance de la tecnología es vertiginoso y tanto la sociedad como las empresas deben adaptarse a entornos variables y en movimiento. En este escenario, las empresas tecnológicas están comenzando a valorar qué saben hacer los candidatos a empleados así como su talento, por encima de un título formativo.
Existen una serie de características que un joven licenciado o futuro directivo debe aportar a las empresas de hoy en día, o a las organizaciones de nueva creación. Desde La Salle Campus Barcelona-URL analizan cuáles son las más destacadas a través del ‘Decálogo del ADE para una nueva generación’.
1. Tecnología. Actualmente las empresas sobreviven en un entorno digital, por lo que se han vuelto dependientes del mismo. Por esta razón, los estudiantes necesitan conocer cómo aplicar las tecnologías para la creación de estrategias de impacto, con las que aprender y dar uso a nuevas herramientas, además de para hacer frente a un cambio continuado.
Por ello las habilidades que hoy en día, y para un futuro, requieren las empresas son las técnicas, como el análisis de datos, la gestión web o contenido multimedia, etc., que muchas veces no se tienen en cuenta en las universidades.
2. Visión internacional. Es importante manejar el inglés como idioma, pero para tener una visión internacional y trabajar en entornos multiculturales, los estudiantes necesitan una base y adquirir experiencia viajando a nuevos países, descubriendo culturas y entendiendo cómo los negocios se desarrollan en un contexto global.
3. Habilidades prácticas de negocios. Actualmente el conocimiento es vital y uno de los estándares académicos básicos en la universidades. Pero los estudiantes graduados deben ser capaces de realizar las cosas a la par que suceden en el mundo real. Para ello tienen que trabajar en colaboración con empresas de diversa índole para entender lo que se espera de ellos desde el primer día en que comiencen a trabajar. Aquí los docentes universitarios son esenciales para prestar un feedback que les aporte valor, puesto que será la mejor manera de marcar la diferencia.
4. Desarrollo de las habilidades interpersonales. Los estudiantes necesitan entender que las personas son la base para gestionar situaciones complejas. Son el activo fundamental de cualquier organización, donde la comunicación, la inteligencia emocional, y la empatía constituyen la esencia del éxito de los equipos y su liderazgo.
5. Ser personas y no números. Es fundamental que desde la universidad a los estudiantes se les conozca cómo son y así fomentar su desarrollo como personas. En este sentido, los estudiantes requieren de asesoramiento, apoyo y comprensión, al igual que en el trabajo, sin burocracia y anonimato.
6. Fomento de la creatividad. Son muchos los estudiantes que llegan a la universidad, donde descubren la creatividad, experimentan, identifican y evalúan las oportunidades. Para poder innovar, las empresas necesitan personas que piensen diferente, con programas de negocios que ayuden a los estudiantes a desbloquear la creatividad oculta.
7. Mentalidad empresarial. Los estudiantes necesitan aprender a pensar como un empresario, por lo que deben encontrar programas de negocios donde puedan desarrollar y poner a prueba sus ideas, y de ahí crear startups. En este contexto, el pensar como un empresario requiere identificar las oportunidades donde otros ven problemas, estudiar situaciones complejas para encontrar soluciones prácticas, desarrollar una red profesional, experimentar y contar con un enfoque constructivo del fracaso. Aquí resulta indispensable disponer de una comprensión de la tecnología e innovación fundamentales en estos procesos, e incluso con “intraemprendedores” que impulsen a la empresa.
8. Encontrar la pasión. Uno de los primeros mensajes que se les da a los estudiantes es que su principal trabajo debe ser hacer aquello que les inspire. Los millennials deberán aprender, crecer y saber lo que les apasiona, para que la obligación termine por ser una razón de ser.
En este recorrido, para encontrar una pasión primero hay que saber quiénes somos como personas.
9. Marcar la diferencia. Los programas de negocio deben tener un compromiso ético para hacer de la sociedad un lugar mejor. En la educación de los líderes del futuro hay que respetar el medio ambiente, ayudar a los demás y competir de manera constructiva. Todo ello con humildad, para hacer una contribución significativa.
10. Ampliar la visión para hacer crecer el horizonte. Los estudiantes deben trabajar la gestión de las organizaciones en un contexto cambiante de los mercados, las políticas económicas, culturales y sociales, donde deberán hacerse una imagen general de aquello de lo que forman parte. Así podrán tratar de influir en el panorama y contribuir significativamente.
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