Hace unas semanas Mark Zuckerberg hacía público el cambio de nombre de su gran corporación: Facebook pasa a llamarse Meta. El argumento principal fue, principalmente, que la compañía se iba a centrar en la nueva realidad de los metaversos y que, en consecuencia, el nombre ya no iba alineado con los objetivos estratégicos. Esta modificación en ningún caso cambiaría el nombre de las distintas plataformas del grupo, que seguirán llamándose de la misma forma, como Instagram, WhatsApp, Facebook u Oculus.
Son muchas las especulaciones sobre el motivo real de esta nueva línea estratégica, pero todo indica que la principal razón ha sido un lavado de imagen. Facebook lleva arrastrando desde hace años una crisis de reputación causada probablemente por haber priorizado la interacción y el crecimiento de los usuarios frente a la seguridad del contenido que muestra. Además, esta crisis ha sido enormemente agravada a raíz de los conocidos como “Papeles de Facebook”, unos documentos filtrados por una trabajadora de la compañía que ponían en evidencia acciones que desembocaban en tráfico de personas a través de la plataforma, así como censuras y falta de transparencia.
Óscar Fuente, Director y fundador de IEBS Business School analiza la nueva línea estratégica de Facebook y su apuesta por la conquista del mundo digital del Metaverso Clic para tuitearLa realidad es que, a pesar de englobar diversas empresas, la mayoría de polémicas han salido a la luz bajo el nombre de Facebook por esa misma plataforma. El hecho de que se llamaran de la misma manera ha “ensuciado” el resto de marcas y ha puesto en duda también su transparencia en cuanto a gestión de privacidad y robo de datos. Por eso, y con el objetivo de evitar esa asociación directa y poner en marcha una estrategia de limpieza, la matriz Facebook ha pasado a llamarse Meta.
Por otro lado, y teniendo en cuenta que la misión de Facebook siempre ha sido conectar a las personas, ya sea mediante las redes sociales o la mensajería instantánea, esta nueva estrategia a largo plazo tiene mucho sentido. Ahora quieren llevar esa conectividad al mundo digital del metaverso, que será propio e individual de Facebook, e ir desvinculándose de las redes sociales y buscar nuevas vías de ingresos.
No podemos obviar que esta nueva línea estratégica también le permitirá al grupo tener una dependencia menor de la facturación por anuncios en las redes sociales, que actualmente representa nada menos que el 98% de sus ingresos. Por eso, quieren buscar nuevas fuentes de ingresos con hardware y software, como con Gafas VR de Oculus y dispositivos de videollamada de Portal y experiencias y suscripciones en el metaverso.
Pretenden conquistar el mundo del metaverso, pero, ¿en qué consiste? El metaverso es una realidad digital a la que podremos acceder a través de dispositivos de realidad virtual o de realidad aumentada para poder interactuar con otros de forma ilimitada. Es decir, cada persona podrá crearse un avatar o personaje virtual con el que interactuaremos con el mundo o con objetos. Aunque suena muy lejano o de videojuego (que está muy relacionado), el metaverso también nos permitirá llevar a cabo situaciones cotidianas, como reuniones familiares, trabajar con nuestros compañeros en proyectos conjuntos o simplemente ver películas online. Todo gracias a dispositivos especiales como gafas de realidad virtual.
Los metaversos suelen tener tres características en común. En primer lugar, se trata de espacios interactivos. Es decir, el usuario será capaz de comunicarse e interactuar tanto con otros avatares como con el universo virtual en sí mismo. En segundo lugar, se trata de entornos corpóreos, ya que están sujetos por unas leyes de la física y existe escasez de recursos, igual que en el mundo real. En tercer y último lugar, es autónomo por sí mismo ya que, aunque no estemos usando el metaverso, sigue funcionando como tal. Esto le da la propiedad de organismo vivo.
Aunque parezca una idea nueva o disruptiva para muchos, el concepto de metaverso ya tiene cierto recorrido. Su origen no está claro, pero las primeras referencias aparecen en una novela de Neal Stephenson, Snow Crash (1992), un repartidor de comida a domicilio en el mundo real y príncipe guerrero en el mundo del metaverso. Para que nos hagamos una idea de lo rompedor que fue el libro, el autor hizo la primera referencia escrita de este mundo virtual antes incluso de que se pudiera hablar de ciberespacio.
A lo largo de los años, muchas obras han ido haciendo referencia a este concepto que ofrece una realidad alternativa. La posibilidad de pasearse por distintos entornos virtuales supondrá un antes y un después en cómo relacionarnos y conectarnos. Pero no solo lo está desarrollando Mark Zuckerberg, existen otras grandes compañías tecnológicas como Microsoft que están invirtiendo en hacerse con este mundo digital. A pesar de esta carrera de las multinacionales tech por dominar este ámbito, todavía nos quedan unos años para ver los resultados. En este sentido, si el metaverso se acaba convirtiendo en el sucesor de internet, como lo avecinan los expertos, sin duda impactará enormemente en el futuro de la economía y de la sociedad en su conjunto.
Por Óscar Fuente, Director y fundador de IEBS Business School