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Con la previsión de que en 2020 representen el 59% de la población mundial, los jóvenes millennials, de entre 19 y 35 años, y los centennials, menores de 18, se convertirán en las dos generaciones más trascendentes del planeta.
En el estudio ‘New Kids On The Block. Millennials & Centennials Primer’ de Bank of America Merrill Lynch, se analiza la visión de ambas generaciones acerca de la tecnología, finanzas, educación, demografía y vida.
En total, estos jóvenes cuentan con unos ingresos de 19 billones de euros, representan un 35% de la renta mundial bruta, y un 88% vive en mercados emergentes. Además ya son el 90% los que poseen un smartphone, llegando a controlar en 2025 todos los fondos del planeta.
Pero aunque los datos muestren un incremento de su poder en la sociedad, lo cierto es que el informe puntualiza que “corren el riesgo de ser más pobres que sus padres y disfrutar de unos niveles materiales de bienestar más bajos”. Esta sería la consecuencia de una recuperación económica débil y de un elevado paro juvenil.
De esta generación, son especialmente las chicas de entre 13 y 20 años las que sienten que viven en un mundo en permanente conflicto, con una sociedad injusta y violenta ante la que deben reaccionar.
Tal como afirma Dan Schawbel, director de investigación de Future Workplace, “vemos a esta generación como la primera que de verdad se rebela contra el sistema político y corporativo. Algo que tendrá un impacto duradero en la economía”. De hecho, el cofundador de The Center for Generational Kinetics, Jason Dorsey, asegura que los jóvenes de menor edad no quieren ser adictos al trabajo, ni vivir endeudados ni llegar tarde a los hijos, es decir, no quieren ser como los millennials.
En este sentido Tíscar Lara, directora de Comunicación de la EOI, puntualiza que las generaciones futuras “no quieren asumir que no existe un trabajo ni una familia ni unos conocimientos para toda la vida y que están obligados a reinventarse constantemente”.
Tolerancia en estado puro
Los adolescentes de hoy, que se autodenominan “ciudadanos del mundo”, forman parte de la generación más tolerante de la historia en temas como la orientación sexual o religiosa, teniendo la mente mucho más abierta que sus predecesores.
Los jóvenes tienen esperanzas, aunque igualmente miedo y ansiedad. Tan sólo en Estados Unidos se ha descubierto que el 17% de los jóvenes que acuden a la escuela secundaria han pensado seriamente en suicidarse, como apunta el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC).
En España, como indican los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las cifras no se quedan atrás. Sólo en el año 2014, 319 jóvenes entre 15 y 29 años, y 10 menores de 15 años, se quitaron la vida, lo que supone un 8% del total de los 3.910 fallecidos. Esta cifra de suicidios, la más alta desde que existen los registros, es muestra de su fragilidad.
Gran parte de culpa la tienen hechos como, por ejemplo, que aunque una gran mayoría no ha sufrido el terrorismo en primera persona, todos pueden ver ataques y decapitaciones a través del teléfono móvil.
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Tecnología como necesidad
La relación de estas generaciones con la tecnología llega hasta tal punto que, según encuesta de McCann, un 53% de los chicos de entre 16 y 22 años prefiere perder el sentido del olfato antes que su acceso al ordenador o smartphone. Actualmente las redes sociales son una forma de vida, se comunican en tiempo real a través de mensajes, y no saben lo que es un mundo desconectado.
Es mucho el peso que recae sobre ellos en una sociedad que no para de evolucionar, y son el motor de gran parte de los ingresos de algunos de los mercados con mayor rentabilidad a nivel internacional. Prueba de ello son los 13.700 millones de euros que mueve anualmente el sector de los videojuegos, o los 316.000 millones conseguidos en el mundo de los teléfonos inteligentes.
La llegada de las nuevas tecnologías y el cambio profundo en el comportamiento de estas generaciones ha provocado que la concentración media del ser humano haya caído de los 12 segundos en el año 2000, a los 8 segundos de hoy. La comunicación pasa ahora por Youtube o plataformas como Snapchat, donde las imágenes desaparecen nada más verlas.
El concepto de que la tecnología hace la vida más fácil, pertenece tanto a los millennials como a los centennials. Hoy un 83% de los jóvenes duerme junto al smartphone, lo consultan de media 45 veces al día, y en Estados Unidos apenas superan los 10 años cuando adquieren su primer móvil.
Un estudio de la Universidad del Sur de California (USC) constata que la gramática de los adolescentes es muy distinta porque “contestan muy rápidamente a los correos pero de forma más corta, como si estuvieran chateando”. De hecho, ellos son los principales responsables de los 6.000 millones de emoticonos que se envían a diario en el mundo.
En este contexto, resulta esencial tener en cuenta a los millennials, por su poder de gasto de diez billones de dólares. Entre sus compañías favoritas figuran Apple, Nike, Samsung, Sony y Microsoft, de las que esperan experiencias de compra, y donde tienen en cuenta el precio como principal variable.
Tan sólo en Estados Unidos, el mercado de moda rápida y barata, con marcas insignias como Inditex o Primark en el caso de Europa, mueven una industria de 6.300 millones de euros. Además el concepto de “poseer” ha cambiado y hoy son los promotores de la economía colaborativa.
Compartiendo gastos
Si bien el paradigma del consumo ha cambiado, también lo ha hecho su relación con el trabajo. En el 2020, una de cada dos personas en Reino Unido y EE.UU. será autónoma. El motivo es que “estos chicos tienen muy poca resistencia a la frustración, lo que unido a la falta de compromiso con las empresas justifica su tendencia a cambiar con frecuencia de empleo. Son una generación que no ha crecido en la cultura del esfuerzo; son todo lo contrario a los yuppies de los años ochenta”, indica Noelia de Lucas, responsable de ventas de Hays España.
Además, como indica el INE, en España uno de cada dos millennials entre 25 y 29 años todavía vive con sus padres, lo que demuestra que en la sociedad actual priman los empleos precarios y altos precios de las viviendas.
Estas circunstancias excepcionales han hecho que los millennials desconfíen de las finanzas. Según un estudio de 2015 de Scratch, filial de Viacom, un 73% de los jóvenes prefiere ir antes al dentista que escuchar a los bancos. Por su parte, según la Universidad de Harvard, sólo el 14% de personas entre 18 y 29 años confía en que Wall Street actúe adecuadamente.
En este sentido, Jorge Colado, socio de The Boston Consulting Group (BCG), añade que “esta generación tiene muy poca capacidad de ahorro y se está incorporando al mercado laboral bastante tarde y en condiciones precarias. De hecho los jóvenes trabajadores consiguen ahorrar entre 80 y 120 euros al mes, lo que supone hasta un 10% de su sueldo”.
Esta suma es distinta según VidaCaixa, que explica en su último barómetro que tres de cada cuatro millennials ahorran unos 155 euros mensuales, es decir, el 17% de sus ingresos.
La llegada de las nuevas tecnologías ha provocado igualmente que los jóvenes acudan a las sucursales bancarias a través del móvil, siendo un 72% los que usan este tipo de apps, guardando las carteras móviles cerca de 570.000 millones de euros en 2020.
Mayor educación
Tanto los millennials como los centennials constituyen las dos generaciones más educadas de la historia, sumando ambas los 1.400 millones de estudiantes en el mundo.
En este contexto, el 14% de los recientes graduados obtiene malos resultados en aritmética, y uno de cada tres millennials tiene bajos conocimientos tecnológicos.
Creación de familias
Por último, ambas generaciones serán a las que les resulte menos inasequible tener hijos. Tan sólo en el Reino Unido, criar un hijo hasta los 21 cuesta un 65% más ahora que en 2003, llegando hasta los 255.000 euros.
Pero pese a algunos datos algo desesperantes, se trata de las personas con más libertades y más civilizadas por lo que, tan sólo depende de ellos que el mundo se desarrolle hacia mejor.
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