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La Inteligencia Artificial (AI) es una de las cinco tecnologías que conforman los aspectos fundamentales de la transformación digital, estas son Blockchain, IoT, Cloud, Inteligencia Artificial y ciberseguridad. La transformación digital se origina a partir de la evolución de las comunicaciones en los tres grandes epígrafes: comunicaciones corporativas, móviles y domésticas. Utiliza las cinco tecnologías ya citadas como vehículo desarrollador y culmina su objetivo con la aplicación de la inteligencia en una nueva realidad industrial, empresarial y social. Podemos aseverar que la inteligencia es a la cuarta revolución industrial lo que fue la informática a la tercera o la electricidad a la segunda revolución industrial.

  • Segunda Revolución industrial = Electricidad
  • Tercera Revolución Industrial = Informática
  • Cuarta Revolución Industrial = Inteligencia

La AI no es una tecnología de reciente creación, personalmente comencé a estudiarla allá por los años noventa cuando estaba cursando la carrera de Ingeniería Informática en la Universidad Carlos III de Madrid.  En sus inicios, muy apegado a la robótica, la AI pretendía reproducir de manera artificial las capacidades del ser humano: capacidades ejecutivas principalmente en aquella época, pero sin olvidarse también de las intelectuales y artísticas.

El ser humano podría definirse como un animal que hace, piensa, crea y como elemento muy diferenciador se emociona.

Miguel Ángel Sánchez, Digital Transformación Learning Facilitator en MIT Professional Education   

El ser humano podría definirse como un animal que hace, piensa, crea y como elemento muy diferenciador se emociona. La psicología nos define siete emociones primarias transmitidas filogenéticamente de generación en generación: alegría, tristeza, ira, miedo, ansiedad, asco y sorpresa. Cada una de estas emociones tiene un carácter hedónico positivo o negativo según nos agrade en mayor o menor medida, con la única excepción de la sorpresa cuyo carácter hedónico es neutro y su positividad/negatividad viene definido por la emoción posterior. Con todo esto, la pregunta que me gustaría destacar es:

¿La emoción es una debilidad o una fortaleza del ser humano?

Las emociones primarias activan fisiológicamente al ser humano para que responda de una forma determinada ante un detonante específico y todas ellas tienen un carácter relativo a la supervivencia. Por ejemplo, la emoción del asco es un mecanismo de defensa ante alimentos que pudieran ocasionarnos la muerte. El miedo y su respuesta fisiológica prepara al individuo para la defensa o la huida y la ansiedad es una emoción equivalente a la del miedo, pero sin un peligro real sino potencial. Si bien, cuando debemos llevar a cabo una tarea de suma importancia lo primero que pensamos, y nos suelen recomendar, es que controlemos las emociones y que actuemos fría y racionalmente. Entonces, ¿es la emoción una fortaleza del ser humano o una debilidad? Por ejemplo: un piloto de avión o un cirujano, ¿harían mejor o peor su función si estuvieran supeditados por la emoción de la ansiedad? …

Actualmente hemos superado las expectativas iniciales y no procuramos reproducir de manera artificial las capacidades del ser humano, el objetivo ahora es intentar maximizar todas las capacidades de la tecnología. La AI, vinculada al resto de tecnologías pertenecientes a la transformación digital y en combinación con la robótica, se ha proclamado como un aventajado competidor para el ser humano. Un competidor que hace más rápido, más exacto y complejo. Piensa, en el sentido de que deduce y predice, con más base de conocimientos y por supuesto también crea. Probablemente crea por comparación o deducción, pero sin lugar a duda, crea. Y claro, no se emociona.

Cuando nos ponemos ante la disyuntiva de si la AI debiera gobernar al ser humano o si tuviera que ser este quién controlar a la AI, tendríamos también cuestionarnos como habría sido nuestro pasado si la AI hubiera tomado decisiones históricas: ¿La AI habría tomado la decisión de lanzar la bomba atómica en Hiroshima y Ngasaki en agosto de 1945? ¿Habríamos sufrido los efectos de dictadores como Adolf Hitler si la AI hubiera liderado o decidido quién debiera liderar Alemania en aquella época? 

¿Somos los humanos seres especiales o simplemente somos tan básicos que no tenemos ni la capacidad de conocer nuestras limitaciones?

Quizás ha llegado el momento de desmitificar ciertas características humanas como puede ser la intuición, las corazonadas, la creatividad, la espontaneidad o la propia experiencia. Quizás no son cualidades sino limitaciones humanas mal entendidas. Veamos:

La experiencia

Un cirujano experto podría definirse como aquel que ha llevado a cabo centenares o miles de operaciones con más o menos éxito y tiene todo ese conocimiento en su persona para utilizarlo en sus próximas intervenciones.  Un oncólogo experto podría analizar una ecografía e identificar de forma rápida si existe un cáncer de mama. Esta cualidad que marca la experiencia es un valor añadido para un ser humano y lo cualifica como mejor o peor profesional, pero podría ser también definida como una gran limitación si lo comparamos con la potencia de la AI y su analítica de video. Según esta noticia: “Los investigadores del Hospital General de Massachusetts y el CSAIL (el Laboratorio de Informática e Inteligencia Artificial del MIT): crean un modelo de deep learning capaz de predecir a partir de una mamografía si la paciente es propensa a desarrollar un cáncer de mama en el futuro, concretamente a 5 años vista”. ¿Qué cirujano podría hacer esto?

A close-up of a breast

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Si la acción basada en la experiencia se apoya en el conocimiento de datos pasados referentes a un mismo asunto, entonces la AI ya nos ha superado y con creces. 

La Intuición

Según la RAE la intuición es la facultad de comprender las cosas instantáneamente sin necesidad de razonamiento. Personalmente creo, y desconozco si la psicología me secunda en esta teoría, que la mejor forma de comprender algo sin necesidad del razonamiento es aplicando patrones que nos cualifiquen o clasifiquen un hecho o cosa en base a otros semejantes. Si esto es así, poco o nada tenemos que discutir a la aseveración de que la AI está continuamente intuyendo o, dicho de otra forma, la intuición humana es la base de desarrollo de la AI pero elevado a la enésima potencia.

La creatividad

Entramos en un punto delicado o, mejor dicho, llegamos a “el tema”. Vamos a adentrarnos en la AI generativa. Generativa desde un punto de vista semántico con la construcción de textos, como pudiera ser ChatGPT, o desde un punto de vista artístico, de artes gráficas, composiciones musicales, etc.  

¿Por qué ponemos a la generación de contenidos y arte de la AI en un nivel inferior a la que desarrolla el ser humano?

¿No sería como decir que una persona cuanto más cultura o inteligencia tenga, menos creativo puede ser? Me explico, vayamos al ejemplo de una composición musical. Tomemos a dos autores, uno joven poco experimentado y otro mayor y muy “vivido”. Este segundo con muchas y muchas horas escuchando música de otros autores. ¿Podríamos decir que este segundo artista, más experimentado, con más referentes y por lo tanto con mucha más música interior es menos creativo que el más joven? ¿Es el más joven mucho más creativo por ser menos experimentado y tener menos horas de música escuchadas? ¿Entendemos que la creatividad debe estar siempre desligada de la experiencia, los referentes y antecedentes para considerarse como tal? No hace mucho vi una entrevista al artista Dani Martin, cantante del Canto del Loco, donde declaraba que nunca habría hecho su música si no hubiera escuchado miles de veces a su artista referente, Los Ronaldos. Coque Maya declara exactamente lo mismo con otros artistas anteriores a él. Si estamos de acuerdo entonces que el conocimiento anterior y su uso no discriminan la falta de creatividad ¿por qué devaluamos la creatividad de la AI basada en millones y millones de referentes y patrones? 

Sabría el lector decirme si esta composición está hecha por un humano o por la AI:

A screenshot of a cellphone

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La espontaneidad

Según la RAE, “que se produce aparentemente sin causa”.  Luego aquí tenemos dos opciones: que tenga causa o que no la tenga, porque no existe la certeza, solo la apariencia. Si finalmente existiera la causa es evidente que el ser humano no la ha identificado y muy probablemente recurriría a la AI para resolverla. Si tomamos la segunda posibilidad, es decir, que no haya causa, que sea completamente aleatorio, debiéramos atribuirle también a la AI la cualidad de la espontaneidad dado que siempre nos podría dar una respuesta basada en absolutamente nada. 

En resumen, la actitud que estamos tomando los seres humanos ante la evolución de la AI que el propio ser humano está desarropando, es como la actitud de un adolescente que va continuamente quejándose a donde le indican sus padres, refunfuñando, pero sabiendo que es un destino positivo y mejor para él. Estamos temerosos de lo que la AI pueda decidir si le damos demasiado control, pero a la vez le estamos cediendo toda nuestra vida pasada, presente y futura.  Cedemos a la IA todos nuestros datos históricos, luego le regalamos el pasado. Asumimos la intervención tecnológica del presente a través de IoT (Internet de las cosas), automatización de procesos, automatización de funciones, Bots, creación de realidades paralelas o aumentadas, etc. Y referente al futuro, ¿qué decir?: Machine learning, predicciones, etc. De forma inconsciente estamos asumiendo ya nuestro papel de secundarios y desmitificando las cualidades que parecían solo humanas.  Es el propio ser humano quien está cediendo control a su propia creación, por lo tanto: 

¿Qué nos preocupa tanto?

Referencias

Por Miguel Ángel Sánchez, Digital Transformación Learning Facilitator en MIT Professional Education   

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