Si no ofreces nada diferente que sorprenda emocionalmente o que sea excepcional desde el lado funcional, “estas destinado a morir”, o de manera más sutil dejar de ser relevante. Por ello la innovación se ha convertido en el elemento clave para cualquier marca y compañía.
Asesinos de la magia de la #innovación, por @FBarrenecheaf Clic para tuitearTiempo de Lectura: 4 minutos
Después de pasar más de 15 años de observando la relación única entre innovación, branding y marketing y, ayudar a multitud de empresas en su luchan con la innovación, me he dado cuenta de que hay algunos elementos que matan el proceso…. “Los asesinos de la innovación”, actores que sigilosamente eliminan la gran mayoría de las ideas sin que quede rastro. Estos “asesinos” por lo general no actúan con malicia, sus intenciones son buenas: tratan de minimizar riesgos, son previsibles satisfaciendo las expectativas del mercado y de los analistas. Los “asesinos de la innovación”, cuentan con un ejercito corporativo bien intencionados detrás de ellos, siempre listos para defender su territorio y mantener a raya la innovación, para que no se cambie el status quo.
Es decir, innovar implica romper la resistencia natural al cambio debido a una visión incorrecta; si queremos crear La Magia de la Innovación, un cuento de hadas exitoso, se debe entender como un proceso que debe administrarse, fomentarse y nutrirse. Para ello lo primero es estar muy atento a algunas pistas o síntomas que la innovación esta en riesgo.
Creer que la innovación simplemente sucederá por “arte de magia”
La creencia de que la innovación acaba sucediendo tiene tanto sentido como pensar que va a brotar un jardín en tu terraza sin plantar, abonar o regar. La innovación requiere un proceso proactivo que identifique, valide y nutra las ideas en valor. Por tanto, el desafío es filtrar las ideas valiosas e impulsarlas.
Impulsar una sesión “think outside the box” de intercambio de ideas y luego olvidarse
Las grandes ideas son las semillas de la innovación, pensar que estas surgen de manera espontanea porque el equipo directivo “se ponga a pensar unas horas” es un tanto irreal, a no ser que contemos con superhéroes de Marvel. La realidad es que las buenas ideas escasean, y en el caso de estas surjan de una reunión de mentes brillantes, la cuestión es ¿y ahora qué?, ¿dónde van esas ideas? ¿Quién los evalúa y los guía durante las siguientes etapas?,… Las ideas en si mismas no son innovación. Las empresas innovadoras crean, implementan y comunican un proceso de abajo a arriba, de arriba a abajo, 360ª,.. que respalda y nutre la innovación, en el que toda la compañía participa.
Delegar el éxito de la innovación en los “hombros” de los tecnólogos
La tecnología debe apoyar la innovación, no liderarla. La innovación es sobre todo una cuestión de cultura corporativa. Por tanto, absolutamente cualquier persona en la organización debe poder presentar una idea para su evaluación. Por otro lado, los tecnólogos tiendes a centrarse en elementos funcionales que en muchos casos dificultan el entendimiento y adopción por el “común mortal”.
Organizar carreras de obstáculos para las ideas
Si se quiere garantizar un buen elemento que mate el espíritu innovador, nada mejor que obligar a las personas a tomarse un tiempo en su trabajo habitual para desarrollar sus propias ideas por sí mismos; la mayoría de las empresas “no son Google”, ni cuentan con culturas corporativas similares ni procesos de innovación tan organizados. Las ideas necesitan un lugar seguro para tomar forma y necesitan recursos para crecer; deben estar protegidos el tiempo suficiente para ser evaluados y luego evolucionar, como esto en la mayoría de los casos no se da no tiene sentido establecer un “sistema competitivo” engorroso que la gente simplemente evitará, pues sus ideas sin el ecosistema adecuado simplemente languidecerán en lugar de florecer.
Ver lo «diferente» y lo «nuevo» como negativo
Si algo es cierto es que cada gran idea, producto o servicio eventualmente será superado por uno mejor. Sin embargo, esto no debe llevar a la parálisis ya que el miedo a lo «nuevo» siempre es un obstáculo para el crecimiento, el desarrollo y la innovación. Cuando escuches «No es la manera en que lo hacemos aquí», es una magnifica señal para detectar una empresa zombi.
Pensar que las buenas ideas van a crecer en los departamentos legales o financieros
Las ideas son frágiles, se rompen fácilmente o se aplastan, mas en departamentos que son conservadores por definición. Por supuesto, las ideas deben contar con una solida base legal y financiera solida, básicamente en términos de protección y sostenibilidad financiera. Sin embrago, estas áreas no desarrollan soportan por tanto darles un protagonismo excesivo puede acabar en un proceso de inacción que acabe matando la innovación
El miedo al fracaso
La verdad más espeluznante es que nos equivocamos y fallamos a menudo, es parte del proceso de aprendizaje. La cuestión, ¿Estás preparado para innovar a pesar de esto? Si no lo estas lo mejor es olvidarse pues el fracaso es elemento imprescindible en todo proceso de innovación. La clave, equivocarse rápido y barato, para pasar a la siguiente idea.
Innovar solo cuando se necesita
Es tentador y cómodo innovar bajo pedido; cuesta menos, se centra en oportunidades específicas y por lo general es una reacción ante situaciones de crisis. La realidad es como tratar de adelgazar una semana antes de irse de vacaciones o prestar atención exclusivamente a la salud ante un riesgo potencial de enfermedad grave. Una crisis es ciertamente un excelente motivador, también es la forma más costosa de innovar, en términos de costes, recursos e imagen.
Dejar la innovación solo en manos de los «innovadores» o “iluminados”
Toda organización cuenta con un grupo de personas que se consideran líderes del pensamiento estratégico. A veces son los líderes, otras veces personas inquietas y observadoras, otras simples personas con visión. La realidad es que la innovación, más allá de ese núcleo, pueden llegar de cualquier persona de la organización. Centrarse simplemente en las «grandes» mentes es peligroso, ya que crea barreras para la innovación incremental. Un elemento clave es tener en cuenta que diferentes personas desarrollan su creatividad bajo diferentes condiciones, lo que implica adaptarse a esta realidad flexible. No existe un corolario de «talla única» para la innovación.
Tomar en cuenta estos síntomas y tomar medidas es una cuestión de tiempo, cambiar actitudes no es cuestión de un día. Se requiere un compromiso sostenido en el seguimiento de un procedimiento, fundamentado una muy potente y enfocada cultura empresarial y de marca, que nutra la innovación mediante el establecimiento de una “Zona” donde las nuevas ideas pueden echar raíces, que permita alejarse de los “asesinos silenciosos de la innovación” garantizando que las mejores ideas no acaben muriendo.