robotización calzado

El gran debate de la fabricación y producción gira en torno a la robotización, la automatización de procesos y su impacto en el empleo de mano de obra humana. 

Nike apuesta por la #robotización pero pone en peligro el #empleo Compartir en X

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Nike y Flex, hacia la revolución del mercado

A los deportistas profesionales les gusta Nike Flyknit Racer, un modelo de zapatillas que carece de costuras. Están fabricadas con una máquina de tejer especial, emplea menos mano de obra y menos material que el resto de zapatillas de correr. Sin embargo, el material con el que se fabrican es la base de un experimento que podría revolucionar el sector de ropa deportiva y acelerar la globalización.

Desde 2015, Nike y Flex, empresa tecnológica más conocida por sus pulseras de actividad, trabajan en la automatización de procesos en la fabricación de calzado. Desde entonces, la marca ha introducido serias innovaciones como el corte con láser o el pegado automático.

Los procesos de automatización introducidos por Nike, tiene grandes atractivos. Por un lado, al rebajar costes, se mejora el margen de beneficio. Y por otro, permite acelerar el lanzamiento de nuevos diseños más caros para satisfacer a los clientes más exigentes.

En las últimas décadas, Nike ha sido una de las compañías pioneras en externalizar la producción a países emergentes. Ahora, los empleados de sus centros de fabricación temen que, si los procesos de automatización siguen adelante, los robots acaparen la cuota de industrialización. Desde la firma, aseguran que el aumento de las ventas les permitirá continuar la automatización y la innovación manteniendo la plantilla. Actualmente, Nike emplea a 1,02 millones de trabajadores en 42 países.

Según análisis de Citibank, si Nike continua el proceso de Flex para producir las Air Max 2017, uno de los productos más vendidos de la marca, los costes laborales descenderían un 50% y el gasto de materiales caería un 20%. Esto equivaldría a un incremento del 12,5% en márgenes brutos.

Los riesgos de la robotización

Sin embargo, la automatización no atañe solo a cuestiones económicas, sino también de imagen de marca. Los clientes son cada vez más conscientes del proceso de fabricación y la suplantación de mano de obra humana podría dificultar el crecimiento en ventas de la compañía.

Nike está persiguiendo la reinvención del mercado del calzado deportivo. Hasta ahora, se producían 200 piezas diferentes en 10 tallas distintas, y se cortaban y pegaban a mano. Gracias a Flex se ha conseguido automatizar el proceso de corte gracias al láser y el pegado de materiales. Así, se conseguirá una reducción notable de los tiempos de fabricación.

De esta forma, existe la posibilidad de mover sus centros de producción de Asia a África, donde los costes de mano de obra son menores. Sin embargo, esto conllevaría problemas de carácter político, ya que Nike podría ser duramente criticada por recortar empleos.

La Organización Internacional de Trabajo de la ONU calcula que el 56% del empleo en países como Camboya, Indonesia, Filipinas o Tailandia, se encuentra bajo el riesgo de ser automatizado en una o dos décadas. Además, los puestos relacionados con fabricación de ropa y calzado serán los más afectados.

Eric Sprunk, director de operaciones de Nike, asegura que, si las ventas continúan en aumento, no tendrá que prescindir de ningún empleados. «Estamos añadiendo más automatización e innovación a la forma en la que fabricamos nuestros productos», afirma.

Desde organización e instituciones establecen que en el futuro habrá trabajo para quienes puedan convivir con robots y que, a menos que los empleados reciban formación y se reciclen, perderán su empleo.

Otros expertos consideran que no tiene sentido oponerse a la automatización, puesto que el aumento de la productividad debería traer muchos beneficios.

Fuente Expansión

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