desafíos laborales

La irrupción de la inteligencia artificial no solo transforma la operatividad, sino que también redefine los desafíos laborales a los que deben enfrentarse las empresas. Con su creciente adopción, que alcanza hasta un 41,9% en sectores como las tecnologías de la información, la IA se posiciona como una herramienta disruptiva que desafía los paradigmas tradicionales de gestión.

Desde la automatización de tareas hasta la adaptación normativa y la formación de talento, los líderes deben abordar estas transformaciones con una visión estratégica que garantice la competitividad de sus organizaciones, sin descuidar la sostenibilidad de las relaciones laborales.

Automatización y redefinición de roles

La automatización es uno de los impactos más inmediatos y visibles de la inteligencia artificial. Estudios recientes del Foro Económico Mundial estiman que, para 2025, un 15% de los trabajos en España serán susceptibles de automatización, mientras que la OCDE eleva la cifra global al 46%. Esto implica un cambio profundo en las estructuras laborales, donde ciertos roles serán reemplazados, mientras que surgirán otros vinculados a la gestión y optimización de tecnologías emergentes.

En este contexto, las empresas deben anticiparse a los cambios, priorizando la identificación de áreas donde la automatización puede liberar recursos sin comprometer la calidad ni el bienestar de los empleados. Además, es crucial planificar estrategias de transición laboral que permitan a los equipos adaptarse, potenciando habilidades relacionadas con la tecnología y la innovación.

Normativa laboral y Gobernanza algorítmica

La creciente implementación de sistemas de IA en la toma de decisiones organizativas plantea desafíos legales y éticos que no pueden ser ignorados. En España, el artículo 64 del Estatuto de los Trabajadores establece derechos específicos para los representantes legales en relación al uso de algoritmos en decisiones laborales. A esto se suman iniciativas europeas, como el Reglamento de Inteligencia Artificial, que subrayan la necesidad de transparencia y negociación colectiva en el uso de estas tecnologías.

Los líderes deben garantizar que sus organizaciones no solo cumplan con la normativa vigente, sino que también fomenten una gobernanza responsable de la IA. Esto incluye comunicar de manera clara y abierta los criterios que rigen los algoritmos utilizados en procesos como la selección de personal o la gestión de turnos, promoviendo la confianza y la colaboración entre las partes interesadas.

Formación y adaptación del talento

El tercer gran desafío es la formación continua de los empleados para enfrentar los cambios que la IA trae consigo. A medida que los roles tradicionales evolucionan o desaparecen, la demanda de competencias técnicas, como el análisis de datos y la gestión de algoritmos, crecerá exponencialmente. Sin embargo, los costos crecientes de contratación y la escasez de talento especializado dificultan este proceso, obligando a las empresas a invertir en el desarrollo interno de sus equipos.

La formación ya no puede ser un elemento secundario; debe integrarse en la estrategia central de las empresas, no solo para garantizar la competitividad, sino también para consolidar relaciones laborales sólidas en un entorno de cambio constante.

La inteligencia artificial no es solo una herramienta tecnológica; es un catalizador de transformación que redefine la gestión empresarial y laboral. Los líderes que sepan responder con agilidad y responsabilidad a los retos de la automatización, la adaptación normativa y la formación del talento estarán mejor posicionados para convertir estos desafíos en oportunidades estratégicas.

Fuente: Cinco Días