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En la actualidad, los clientes buscan comprar marcas que demuestren responsabilidad social. Y, además, que escuchen, pidan consentimiento y se tomen en serio su privacidad. Esto es lo que se denomina Economía de la Confianza (Trust Economy), y es algo que todas las marcas deberían considerar prioritario dentro de sus estrategias.

La #economía de la #confianza implica un #intercambio de #valor tangible en las interacciones entre el consumidor y la marca. Clic para tuitear

Economía de la confianza: intercambio de valor

Cada persona está expuesta a más de 5.000 mensajes de marketing cada día, por lo que las marcas deben esforzarse por crear ese momento mágico que capte la atención y facilite el compromiso directo con los consumidores.

Para ello, es esencial ofrecer un intercambio de valor tangible. El intercambio de valor consiste en que los vendedores ofrezcan a los consumidores algo a cambio de su atención, compromiso y datos sobre sus preferencias. Y no tiene por qué ser siempre un descuento o un precio escrito en letras rojas. Los contenidos exclusivos, el reconocimiento en redes sociales, las recomendaciones personalizadas y los puntos de fidelización pueden ser el catalizador para la recopilación de opt-ins (o confirmaciones únicas) y de datos Zero-party (o compartidos de forma intencionada por los clientes).

La paradoja de la privacidad

Crear experiencias de marca a medida es una de las tendencias actuales, pero, al mismo tiempo, los consumidores se preocupan por retener sus datos personales y exigen una mayor privacidad online. Los consumidores esperan simultáneamente privacidad y experiencias de marca personalizadas.

¿Es posible ofrecer ambas cosas? La respuesta es sí. Con un nuevo enfoque de los datos de los consumidores, un compromiso con la seguridad en todos los niveles de la empresa y una actitud vigilante y proactiva, frente a la gestión de riesgos. Las marcas pueden satisfacer las cambiantes expectativas de los clientes respecto a la transparencia y el control. Al mismo tiempo que les deleitan con experiencias personalizadas impulsadas por los datos.

Los valores compartidos y la conexión emocional

La llegada de la crisis del coronavirus ha supuesto que muchos consumidores se hayan sentido aislados y hayan comenzado a buscar formas en las que sentirse conectados con un propósito mayor. Como, por ejemplo, el medioambiente o su rol en la comunidad local y mundial. Según Forrester, el 41% de los adultos que se conectan a internet buscan comprar con empresas que se alineen con sus valores.

En este sentido, una vez superemos la pandemia del coronavirus y la economía se recupere, las marcas que hayan contribuido a la sociedad de forma más significativa serán las más beneficiadas. Ya sea ayudando a las comunidades locales, introduciendo cambios para ser más respetuosos con el medioambiente o tomando partido contra la injusticia social. Cuando los consumidores encuentran una marca cuyos valores se alinean con los suyos, se crea una conexión emocional de mayor profundidad.

Fuente: marketing4ecommerce