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Cualquiera que tenga la más mínima experiencia de gestión de negocios, sabe que, tras el análisis y la definición de objetivos y estrategias, procede abordar un plan de acción que casi nunca se cumple.

Tendemos a pensar que la realidad es estable y la experiencia nos demuestra que múltiples situaciones imprevistas suceden. A veces son consecuencia de la propia variabilidad interna: problemas de suministro, errores en producción, crisis reputacionales, salida de talento crítico… Otras veces, esas contingencias son externas, ya sean dentro del mercado en el que operamos, o incluso a nivel social.

En el mercado puede ser la entrada o desaparición de un competidor, una fusión o adquisición que desestabiliza el reparto normal de cuotas, el impacto de un cambio disruptivo tecnológico, regulación, … En la sociedad, sólo con mencionar la crisis sanitaria del covid19 nos hacemos una idea de la magnitud que ello puede significar. Por mucha experiencia que tenga nuestro equipo, por mucho conocimiento que creamos atesorar, somos incapaces de predecir con precisión el futuro y ello explica por qué necesitamos planes de contingencia.

José María Visconti, ESIC-Director de Máster en Negocio Digital y Marketing Digital de @ESICEducation, analiza la importancia de desarrollar un plan de contingencia empresarial para poder actuar en situación de dificultad Clic para tuitear

Esta reflexión es universal en el mundo de los negocios, más aguda, si estamos gestionando negocios digitales. Estos negocios se desarrollan en entornos que son auténticos ecosistemas, donde múltiples actores digitales de diversas naturalezas, se relacionan en un régimen de coopetition. Se establecen relaciones de competencia y cooperación. Y claro, ante semejante complejidad las posibilidades de disrupción son tales que las contingencias se explican por sí solas.

Sobre la naturaleza de lo impredecible me remito a la obra de Nassim Nicholas Taleb, “The impact of the highly improbable”. Para el autor que acuñó e hizo famoso el concepto de “cisne negro”, hay tres características que permiten identificar la disrupción que un cisne negro introduce en cualquier realidad de mercado: suceso raro, de alto impacto, y sólo predecible su efecto a posteriori. En Economía Digital, no son raros los cisnes negros.

A mi juicio, está tan asumido la necesidad de gestionar las contingencias, que incluso se perfila una figura profesional de máximo interés: ERM. Son las siglas de ecosystem relationship manager. Este perfil está recogido en la obra Digital @ Scale, de los autores Meffert& Swaminathan. En ella se explica con todo lujo de detalle la necesidad de que las compañías digitales cuenten con profesionales con visión holística del ecosistema para poder construir estrategias anticipativas, desarrollar procesos de innovación exitosos y cómo no, poder gestionar mejor las contingencias que habitualmente ocurren.

En el momento en que se escribe este artículo, vivimos situaciones como el posible veto a Tiktok por parte de EEUU o la frágil situación del despliegue 5G debido al liderazgo de compañías chinas, por citar algunos ejemplos de contingencia internacional de alto impacto. Si atendemos a una realidad más próxima, durante el confinamiento por covid19 hemos visto cómo productores agrícolas y ganaderos que tenían su producción orientada al canal Horeca, ante el desplome de ventas por el cierre total de dicho canal, han improvisado ventas online, con formas tan inusitadas como el whatsapp.

Una última consideración sobre la consciente necesidad de crear estructuras profesionales en el seno de las compañías orientadas a la gestión del riesgo empresarial se recoge en el artículo: “Collaboration: The Missing Piece in Enterprise”, elaborado por Bitsight. En este artículo se puede apreciar la importancia del CRO: Chief risk officer. En otros casos también es conocido como ERM: Enterprise risk manager. Dos formas de llamar a la misma figura: el responsable de anticipar, detectar y gestionar las contingencias en las empresas. Dependiendo de la forma en que se haga, tendremos un problema o una oportunidad.

Por José María Visconti Caparrós, ESIC-Director de Máster en Negocio Digital y Marketing Digital de ESIC.