Alicia Sánchez,
Communication and Human Resources Director en ALTRAN y profesora de ICEMD, El Instituto de la Economía Digital de ESIC
Asistimos en los últimos tiempos a una imparable revolución económica y de negocio que pone en jaque los conceptos tradicionales de entorno laboral, de relación laboral, de profesiones, de perfiles, de necesidades… Tanto es así que este paradigma de cambio nos conduce a tener que revisar y analizar de manera continua nuestros procesos de atracción del talento en las compañías.
Identificar talento digital: una necesidad actual del colectivo de RRHH Share on X
Lo más importante de todo es el cambio producido en los perfiles profesionales. Hoy hablamos de digital como si de un juego de magia se tratara, y no somos capaces de imaginar cuántas nuevas actividades profesionales no acechan en el horizonte. Ahora mismo vivimos bajo la escasez de muchos de los perfiles requeridos porque no existen de la manera formal que entendemos: no existen esos Grados en la Universidad o esos módulos profesionales, empieza haber especializaciones en forma de Máster o cursos de postgrado e infinidad de cursos variados que proporcionan conocimientos de manera “express” sobre las nuevas tecnologías emergentes… Ahí se encuentran los nuevos nichos de perfiles digitales caracterizados por diversidad, variedad, rapidez, versatilidad, apertura de mente, cultura de conocimiento y autoridad ligada con la competencia y no con la jerarquía.
Las empresas nos encontramos por un lado gestionando la escasez, buscando donde no hay, buscando a los mismos perfiles y en ocasiones, sobrecualificando el coste salarial de los que los poseen porque responden a la máxima de la oferta y la demanda. A veces podemos estar cayendo en el elitismo digital: el serlo o no serlo marca la diferencia.
Por otro lado los que tienen esos perfiles responden a ese modelo de talento digital, desembarcan en las organizaciones con expectativas diferentes, con necesidades muy variadas y demandan un entorno laboral que no siempre puedes ofrecerle, entre otras cosas porque aún sigues en tu modelo cultural y organizativo de siempre.
Es, por tanto, una estrategia de búsqueda distinta la que tienes que diseñar dado que hay pocos profesionales con esos perfiles, y la experiencia como candidato que tienes que dibujar está basada en la exclusividad y en el encantamiento para “ser elegido”.
Por otro lado, este nuevo talento tiene que integrarse y adaptarse a un modelo de empresa no siempre alineada aún con la transformación y no siempre preparada para acoger perfiles que viven su actividad profesional de manera muy distinta a la que hasta ahora hemos tenido.
La captación del talento se convierte en cautivar con horizonte, pujando por el mejor y por el existente, creando un entorno que resulte atractivo y que te permita que te elijan entre una variedad de opciones, y cada vez antes en el tiempo. Es decir, trabajar los tiempos de manera diferenciada: en educación superior, universitaria, postgrado y profesional, definiendo incluso itinerarios de captación diferentes: ya no vale la propuesta de “menú para todos”, sino que hemos de tener una variedad de opciones “a la carta” que propicien que la atracción responda de manera singular a las necesidades individuales, conjugándolas con las propias de tu organización.
La captación ha de culminar con una integración diferencial también, que poniendo a la persona en el centro propicie que cada uno de estos profesionales encuentran su “viaje”. Un “viaje” que se ha de hacer compatible con el de los demás, y que no colisione con tus valores de empresa y tus profesionales.
En definitiva, un horizonte de nuevas profesiones y de nuevos perfiles que cambian en periodos de tiempo más cortos; un paradigma de estos perfiles que obliga a cambiar criterios de búsqueda y valoración de los mejores; un modelo de atracción a la carta, en función de tecnologías y generaciones; y un proceso de integración más individualizado que propicie el desarrollo profesional de estos perfiles en organizaciones todavía no totalmente digitales.