La firma sueca combina nuevos materiales como cuero vegetal o un biomaterial de microorganismos que usan gases de efecto invernadero
H&M acaba de presentar Innovation Cherish Waste, una colección de prendas confeccionadas con materiales elaborados con desechos, como quinta entrega de su iniciativa de sostenibilidad Innovation Stories, lanzada a principios de 2021 con la intención de promover materiales, tecnologías y procesos de producción más sostenibles.
En concreto, esta línea de ropa presenta una mezcla de piezas llamativas y estilos suaves donde se combinan materiales reutilizados, reciclados y de bajo impacto, muchos hechos de ropa reciclada, plástico procedente del océano u otros materiales de desecho. Los diseños presentan etiquetas en el forro con el objetivo de que quienes las vistan puedan escribir mensajes cuando quieran regalarlas.
La firma sueca combina en su nueva línea de ropa circular, nuevos materiales como cuero vegetal o un biomaterial de microorganismos que usan gases de efecto invernadero. Clic para tuitearAdemás, varios de los materiales que se incorporan a esta línea de ropa son novedades como Mirum, un cuero vegetal libre de plástico y elaborado a partir de fibras vegetales, aceite vegetal y minerales; seda reciclada o AirCarbon, un biomaterial hecho por microorganismos naturales que utilizan aire y carbono de los gases de efecto invernadero que, de otro modo, irían a la atmósfera.
«El equipo de diseño quería crear una colección sobre el amor, la intimidad y las conexiones, no solo entre nosotros, sino también con nuestros armarios. Cada pieza ha sido diseñada para permitir que cada uno exprese su verdadero yo y exprese sus valores mediante el uso de materiales que luchan contra el desperdicio. Y una vez que obtengas todo el amor que puedas de cada pieza, esperamos que se lo pases o regales a alguien», señala Ella Soccorsi, diseñadora conceptual de H&M.
La colección Innovation Story Cherish Waste ya se encuentra disponible en la web de H&M y en tiendas seleccionadas desde este 21 de abril.
Fuente: El Economista