El año pasado los vendedores perdieron de media el 1,32% de sus ingresos debido al fraude, doblando este porcentaje la cifra del 2014.
Así lo asegura el último Índice de fraude global realizado por PYMNTS.com y Forter, que explica que en torno al 25% de las transacciones que las tiendas online no realizaron por sospechosas eran en realidad buenas compras. Este dato evidencia que el fraude no sólo hace perder dinero sino que supone un coste a la hora de tomar decisiones erróneas para prevenir su aparición.
A medida que los retailers cuentan con más información y posibilidades técnicas para protegerse, el fraude crece, ya que los hackers parecen ir un paso por delante, sofisticándose al mismo ritmo que los métodos de detección del fraude.
Este informe alerta que se ha empezado a ver un patrón de crecimiento de la actividad fraudulenta, siendo cada vez más frecuentes los ataques a sites eCommerce. Si en 2015 suponían un 0,8% de las transacciones totales, ahora son ya más del 2,1%.
De hecho los defraudadores son muy activos en sectores que mueven mucho dinero, como los artículos de lujo o los productos tecnológicos. Mientras el ratio de fraude se mantuvo constante, en categorías como la tecnología aumentó un 2,5%. La peor parte se la lleva el mercado del lujo, donde las ventas online fueron atacadas en un 6,5% de los casos.
Los botnets
Los principales culpables del fraude en Europa y Norteamérica, con un ratio de ataques en continuo crecimiento, han sido los botnets. Se trata de robots informáticos que se ejecutan de manera autónoma y automática hasta calcular la manera de traspasar y penetrar los vulnerables sistemas informáticos de los retailers antes de ser detectados.
Los botnets suponen ya el 80% del total de fraudes que se comenten en Estados Unidos, incrementándose hasta el 50% en Europa. Otro fraude que creció exponencialmente es el ‘fraude simple’, más fácil de detectar ya que el defraudador se esfuerza demasiado en esconder su identidad.