La última milla es el último gran reto de la logística, marcada por un consumidor cuyas necesidades y exigencias han cambiado, y en un contexto en el que el eCommerce no deja de crecer.
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La logística y el transporte pueden considerarse sectores innovadores que invierten constantemente en la mejora de procesos. La rápida adaptación al cambio que exigen las reglas de juego actuales no son una opción ni un valor añadido, sino una obligación para permanecer en el mercado.
Nuevas exigencias
El sector de la paquetería y los e-tailers están acostumbrando a los usuarios a una entrega casi inmediata, en el lugar que elijan y, en muchos casos, sin coste adicional.
La posibilidad de poder mantener este servicio sin que el precio se vea afectado ya ha sido puesta en duda por muchos expertos, y no son pocas las compañías que reconocen estar asumiendo pérdidas con este tipo de operaciones.
Sin embargo, la máxima de que «el cliente siempre tiene la razón» parece ser más fuerte.
Estas nuevas exigencias de inmediatez están motivadas, en parte, porque grandes empresas han comenzado a ofrecer esa posibilidad a sus clientes.
El Corte Inglés o Amazon, entre otros, están ampliando sus capacidades operativas para llegar al cliente en solo una o dos horas desde que hace la compra online.
Sin embargo, esto no deja fuera de juego a las pymes y empresas con menor capacidad económica.
Los operadores logísticos y las redes de paquetería invierten cada día para poder satisfacer las entregas de pequeños e-tailers y comercios tradicionales que entran en Internet con plazos muy reducidos, entregando a los clientes finales en el mismo día o en menos de 24 horas.
Picos de demanda
Si lograr un porcentaje de éxito absoluto en las entregas es complicado de por sí, la dificultad se multiplica en los picos de demanda, clave para la venta online; es el caso del Black Friday, que se ha popularizado especialmente en nuestro país en los últimos años.
Durante estos picos, la demanda rompe hasta las previsiones más optimistas, y a los operadores no les queda otra que aumentar sus recursos de forma puntual y hacerlo lo mejor posible.
Ante un nuevo escenario, nuevas soluciones
A la entrega tradicional en el domicilio o lugar de trabajo, se han sumado en los últimos años nuevas opciones como el click&collect, los puntos de conveniencia o las consignas automáticas, en sus múltiples variantes.
Sin embargo, estas soluciones no terminan de calar en la sociedad española de la forma en que lo han hecho en otros países europeos.
Para muchos, esto se debe a que, en España, los mensajeros realizan hasta un tercer intento de entrega si las dos primeras fallan, incluso aunque la culpa sea del cliente.
Más allá de estas soluciones existen todo tipo de pruebas piloto de proyectos de lo más dispares, como es el caso de la entrega con drones a lugares remotos y de difícil acceso.
Junto a esto, la logística inversa supone sin duda uno de los grandes desafíos del eCommerce.
Algunos expertos apuntan que su gratuidad propicia un flujo de mercancías que condiciona otras operaciones, aumenta la congestión de las ciudades, y empeora la calidad de vida de los ciudadanos.
Movilidad sostenible, ¿valor añadido o exigencia?
Otro caballo de batalla de la distribución urbana de mercancías es la necesidad de ser más verdes en ciudades cada vez más contaminadas.
Lo que hasta ahora se establecía como un valor añadido o una apuesta de marca se convertirá próximamente en una obligación en muchas ciudades, que exigirán que el reparto de mercancías se haga con vehículos ecológicos en áreas clave.
Ciudades como Madrid y Barcelona han sido las primeras en apostar por las restricciones a vehículos basadas en sus niveles de emisiones o antigüedad.