La educación y la formación de calidad como dos de los grandes retos en el ecosistema empresarial español

El acceso universal a la educación de calidad y el fomento de la formación técnica, derribando las barreras económicas y de género, es el cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible marcados por Naciones Unidas en su Agenda 2030.

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Esta meta se presenta como una gran oportunidad que pueden poner en marcha las empresas para atraer talento y corregir desigualdades. Sin embargo, a la hora de pedir a las compañías españolas una autoevaluación sobre su contribución desde el sector privado para alcanzar este objetivo, esta se sitúa solo en un 5,34 sobre 10.

Las empresas admiten que su incapacidad para liderar proyectos de formación técnica y educación de sus empleados se debe en gran medida a una falta de coordinación entre la administración y el sector privado, que adolece de una estrategia bien diseñada para generar perfiles productivos y bien formados.

¿Cómo pueden las empresas reducir esa brecha educativa y sacar beneficios propios?

La Encuesta Mundial de CEO de PwC correspondiente a 2019 indica que la falta de talento adecuado es una de las grandes preocupaciones de los primeros ejecutivos. Un 62% de ellos considera que cada vez es más difícil contratar a profesionales con la formación y la experiencia necesaria para hacer crecer sus negocios.

Desde un punto de vista teórico, estar en posesión de un MBA en dirección y administración de empresas sigue siendo una ventaja competitiva para entrar a formar parte de grandes compañías, pero esto ha de ser completado con iniciativa propia y capacidad de aprendizaje.

Los MBA aportan a los estudiantes aprendizaje de gran valía en el ámbito empresarial: capacidad de administración y planificación en todos los proyectos que acometa la empresa, gestión del riesgo y herramientas para introducir métodos innovadores que vayan más allá de la digitalización: la conciliación laboral, la optimización de la producción o políticas adecuadas de responsabilidad social corporativa, entre otras.

A nivel alumno o empleado, el MBA sigue siendo el título más reconocido a nivel internacional. Es, ademas, un requisito casi indispensable para formar parte de grandes compañías. Estudiar un programa de este tipo, ya sea a nivel presencial o de manera telemática, se asocia a mejoras salariales en una horquilla que va del 50% al 200% frente a otros empleados que no cuentan con esta formación.

Muchas empresas están a la captura de profesionales con esta titulación, pues eso demuestra, al menos a nivel teórico, que pueden contar con expertos en dirección de empresas que gestionan su tiempo correctamente, incorporan mecanismos de actuación en la empresa dirigidos a maximizar la productividad y están al día en la revolución digital.

¿Qué estrategias deben implementar las empresas para contribuir a la consecución de ese objetivo de mejora de la formación?

La contratación de empleados en posesión de MBA o la propia formación del equipo directivo en áreas de gestión es imprescindible para conocer de manera teórica cuáles son los caminos a seguir para sobrevivir a la compleja situación económica que se prevé en los próximos meses.

No obstante, la Encuesta Mundial de CEO de PwC señala también cuatro áreas de actuación en la que deben trabajar tanto las organizaciones empresariales como los propios directivos, consultores y emprendedores.

Fomento de la formación interna y gestión del talento

El primero de ellos es la formación interna y la capacidad de engagement. En este sentido, deben ser las propias empresas las que proporcionen formación de calidad a sus empleados y garanticen la igualdad de oportunidades. También es importante, reflejan desde PwC, que se aporten incentivos económicos y en materia de flexibilidad para compatibilizar los aspectos laborales y personales.

Este primer objetivo está muy ligado al segundo, la gestión del talento. A menudo se pone sobre la mesa una de las grandes quejas del sector empresarial privado, la falta de compatibilidad entre la formación teórica en los centros educativos, incluidas muchas escuela prestigiosas de negocio, y los requerimientos del mercado laboral.

En este sentido, una apuesta interesante por parte de las empresas, que iría encaminada a conseguir profesionales mejor preparados para el mercado laboral, sería introducir las disciplinas STEM en los programas de formación, incluir el conocido método del caso y otras variables que vinculen los conocimientos teóricos con la realidad práctica en el mercado empresarial.

Compromiso social y vinculaciones con el sector educativo

La tercera variable a poner en marcha es el compromiso social. La pandemia del coronavirus es solo el último ejemplo de que las empresas no pueden vivir aisladas de la sociedad que les rodea. Además de ser organizaciones diseñadas para generar ingresos y beneficios, han de mostrar una faceta social dirigida a mejorar la vida de sus clientes y reducir las desigualdadades. Esto se consigue a través de políticas de responsabilidad social corporativa bien planificadas y ejecutadas.

Finalmente, las empresas no pueden dejar de lado los vínculos con el área académica, pues esta es también una fómula idónea para acercar la formación teórica a las necesidades del mundo empresarial y el mercado laboral. De este modo, se plantean como imprescindibles las alianzas con cátedras universitarias, los proyectos de investigación y los fotos y observatorios.

Las empresas españolas solo pueden crecer si anclan esa idea de crecimiento a la de formación continua, pues esto está irremediablemente ligado a la atracción de talento y la creación de valor.

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