En un mundo que busca reinventarse ante los desafíos del siglo XXI, la cultura es como un motor transformador, capaz de impulsar tanto el crecimiento económico como el bienestar colectivo. Empresas como Fnac ejemplifican este impacto al combinar formatos digitales y físicos para acercar la cultura a todos los rincones, desde las grandes ciudades hasta las zonas rurales. Su apoyo a artistas emergentes y su compromiso con el desarrollo local son ejemplos claros de cómo el sector privado puede garantizar que la cultura no solo inspire, sino que también construya un futuro más inclusivo y próspero.
Lejos de los grandes titulares económicos, el sector cultural demuestra que la creatividad no es solo una herramienta de expresión, sino también un recurso estratégico. En España, las industrias culturales y creativas representan el 3,4% del PIB y generan más de 700.000 empleos, dinamizando sectores como el turismo y la hostelería. Sin embargo, su influencia va mucho más allá de los números: fomenta la innovación en áreas como la tecnología y el diseño, y contribuye a construir una sociedad más equitativa y cohesionada.
La cultura: mucho más que un accesorio económico
En un contexto de transformación global, donde los modelos económicos tradicionales se enfrentan a nuevos desafíos, la cultura emerge como un pilar estratégico para el desarrollo sostenible. Según el Ministerio de Cultura y Deporte, las industrias culturales y creativas no solo representan una parte significativa del PIB español, sino que también son fuente de empleo altamente cualificado. A nivel europeo, su impacto es aún mayor: generan más de 7 millones de empleos y contribuyen al 4,2% del PIB de la Unión Europea, superando a sectores como la automoción o la energía.
Más allá de las cifras, el valor de la cultura radica en su capacidad para fomentar la innovación y la cohesión social. La creatividad inherente al sector cultural tiene aplicaciones prácticas en áreas como la publicidad, el diseño y la tecnología, fortaleciendo otros sectores económicos y promoviendo un desarrollo inclusivo. Invertir en cultura es invertir en el progreso social y en un futuro más equitativo.
El impacto de la digitalización en el consumo cultural
Internet ha democratizado el acceso a la cultura, permitiendo que cada vez más personas disfruten de arte y entretenimiento de calidad. Las plataformas digitales y los servicios de streaming han eliminado barreras económicas y geográficas, mientras que la adopción de tecnologías como el crowdfunding permite a los creadores financiar sus proyectos y alcanzar audiencias globales.
Sin embargo, la convivencia entre formatos digitales y físicos demuestra ser más complementaria que excluyente. Mientras lo digital ofrece inmediatez, el formato físico mantiene su valor coleccionable y fomenta un vínculo especial con la obra.
Fnac, una cultura de impacto
En este contexto, Fnac se posiciona como un actor fundamental en el acceso y promoción de la cultura en España. Su modelo híbrido, que combina la venta online y física, ha logrado ampliar las posibilidades de consumo cultural, adaptándose a las necesidades de una sociedad cada vez más digitalizada.
Bajo el liderazgo de Domingo Guillén, director general de Fnac España, la compañía ha redoblado su apuesta por la democratización de la cultura y el apoyo a artistas emergentes. Las tiendas Fnac no solo ofrecen productos culturales, sino que también se convierten en espacios de encuentro donde creadores y público pueden interactuar, enriqueciendo el tejido cultural local.
Además, Fnac ha impulsado iniciativas para dinamizar las economías regionales, colaborando con artistas locales y organizando eventos culturales que generan un impacto positivo en las comunidades. Este compromiso no solo beneficia a los consumidores, sino que también posiciona a Fnac como una referencia en la creación de un ecosistema cultural inclusivo y sostenible.
“Creemos firmemente que la cultura no solo enriquece nuestras vidas, sino que también puede transformar nuestra sociedad. En Fnac, nuestro compromiso es garantizar que la cultura sea accesible para todos, mientras apoyamos activamente a quienes la crean”, según Domingo Guillén.
Apostar por la cultura: un compromiso con el futuro
La cultura no es un lujo, sino una necesidad estratégica. Su capacidad para generar empleo, fomentar la innovación y fortalecer la cohesión social la convierte en una herramienta indispensable para un desarrollo sostenible. Desde Fnac, su compromiso con la promoción de la cultura no solo genera impacto económico, sino que también construye un legado que inspira a toda la sociedad.
En un país con tanto talento como España, apostar por la cultura es apostar por un futuro más inclusivo y próspero. La colaboración entre empresas, instituciones y creadores será clave para maximizar su impacto y garantizar que la cultura siga siendo un motor del crecimiento económico y social.
Fuente: El Economista