El gigante francés L’Oréal está inmerso en la creación de productos y servicios hasta entonces nunca vistos, que utilizan tecnologías como la imprensión 3D, el software de reconocimiento facial o la realidad aumentada.
Aunque el negocio de la belleza pueda parecer algo superficial, según una encuesta elaborada por Ipsos en Estados Unidos, la imagen influye un 84% en la autoestima de las personas, un 67% en la proyección profesional, y un 60% en la capacidad de hacer amigos. Se trata de un mercado, que tras un parón de consumo en los últimos años, ha remontado a gran velocidad, ya que en los últimos años mueve 50.000 millones de dólares anuales, con crecimiento de dos dígitos en la venta online. Tan sólo durante el 2015 el 45% de los españoles compraron productos de maquillaje.
Personalización
En este sector el liderazgo lo posee L’Orèal, con 32 marcas en propiedad, entre las que destacan Lancôme, Biotherm, Garnier, Maybelline, Kérastase o Vichi. En total la compañía factura 25.000 millones de euros, creando en 2015 cerca de 497 patentes.
Para la puesta en marcha de este tipo de proyectos, el gigante de la cosmética tiene su principal incubadora tecnológica en San Francisco, junto a cerca de 40 empresas farmacéuticas, todas ubicadas en un edificio de coworking.
En dicha instalación, como apunta el periódico Expansión, se realizó el diseño Makeup Genius, la app móvil que simula cómo quedaría a la usuaria determinado maquillaje mediante la realidad aumentada. La app se basa en un algoritmo con miles de variables y tonos de piel, que se realizó junto a Image Metrics, y suma 20 millones de descargas en 60 países donde poder comprar directamente el producto.
Actualmente el equipo trabaja en una solución similar pero aplicada a la laca de uñas, “tomando más de 23.000 imágenes y vídeos de uñas para afinar el algoritmo”, indica Guive Balooch, responsable de la L’Oréal Technology Incubator.
Asimismo, otra tecnología que busca la personalización del consumidor es la de Lancôme, que está implantando máquinas en los puntos de venta para crear bases de maquillaje del tono exacto de la clienta en tan solo unos minutos. Se trata de ‘Le teint particulier’, un servicio Premium de momento disponible en Los Ángeles y Seattle, que incentiva a la fidelización de la cliente. La firma espera poder expandir la tecnología a 50 tiendas de Lancôme a nivel mundial.
Guive Balooch asegura que lo próximo será poder personalizar los tintes de pelo, ya que “a medida que vayan surgiendo oportunidades de negocio, desarrollaremos nuevos servicios, porque es innegable que la personalización es una de las grandes tendencias”.
También destaca el parche My UV Patch, que detecta el nivel de exposición a los rayos UV durante cinco días, con el planteamiento de que se pueda distribuir en Europa de la mano de La Roche- Posay.
Impresión 3D
Con la previsión de poder obtener la licencia de esta innovación, actualmente L’Oréal está inmersa en utilizar la impresión 3D de tejido humano para hacer pruebas de toxicidad y eficacia.
Desde su incubadora en San Francisco, la empresa junto con Organovo, grupo capaz de imprimir tejido humano, trabaja en probar sobre el mismo el efecto de cremas y otros cosméticos. Así evitan las pruebas con animales y consiguen resultados de un modo más rápido con este tipo de impresoras 3D, donde la tinta la componen células.
Digitalización
El grupo se ha impuesto tres grandes líneas maestras en su estrategia digital.
Una de ellas es la personalización “donde se establecen relaciones directas y personalizadas con el cliente a través del CRM, publicidad de precisión y nuevos servicios”, explica Rochet.
Otro de los grandes objetivos es impulsar las ventas online, que el año pasado consiguieron 1.300 millones de euros, incrementándose un 38% con respecto al año anterior.
Y el último, como explica el Chief Digital Officer, Lubomira Rochet, “es reconvertir nuestras marcas en fenómenos digitales”.
Búsqueda de Talento
Esta reinvención de la compañía se basa también en una reconcepción del personal. Por ello, L’Oréal participa en iniciativas de fomento de talento joven, incorporando cada año a 40 empleados menores de 30 años en programas como el One Young World, para potenciar el desarrollo de sus proyectos y que puedan implementarse en la compañía.
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