Suiza acelera su conversión a una economía robotizada

La inusitada fortaleza del franco suizo, sumada a unos salarios entre los más elevados del mundo, obligan a las empresas a abaratar costes de producción si quieren mantenerse competitivas en un mercado globalizado.

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Es la conclusión de un estudio de la consultora Deloitte, que afirma que hasta el 50% de los puestos de trabajo actuales podrían ser automatizados.

Esta automatización comenzaría por los empleos menos cualificados en sectores industriales y de manufactura, pero no acabaría ahí.

Suiza acelera su conversión a una economía robotizadaDada la mayor capacidad de los algoritmos, incluso los trabajos complejos comienzan a ser reemplazables por máquinas. En el caso suizo, la única alternativa a la automatización parece ser la deslocalización.

Xavier Oberson, profesor de la Universidad de Ginebra y especialista en cuestiones fiscales, aboga por que los robots paguen impuestos.

Su argumento es que, dado que estos ocuparán cada vez más puestos en los sectores industriales, habrá una caída en los ingresos a las arcas de la seguridad social. Cobrar impuestos a estos robots sería, por tanto, la única forma de cubrir el desequilibrio presupuestario.

El problema es que solo una política global puede ser eficaz. “Si una sola nación aplica estos principios, se verá barrida por la competencia”, analiza Oberson. El analista piensa, sin embargo, que los empleos que implican creatividad, interacción humana y de servicio al cliente no corren tanto riesgo.

Un nuevo entorno global

En su Informe de Tendencias Globales de Capital Humano para el 2017, «Reescribiendo las reglas para la era digital«, Deloitte emite una llamada a la acción para que las empresas reconsideren completamente sus estrategias de estructura organizacional, talento y RRHH, para no quedarse atrás con la disrupción digital.

Desde la consultora afirman que «a medida que la tecnología, la inteligencia artificial (IA) y la robótica transforman modelos de negocios y el trabajo, las empresas deberían empezar a replantearse sus prácticas de gestión y modelos de organización«. Así lo afirma Brett Walsh, líder global de capital humano de Deloitte, que añade que «el futuro del trabajo está impulsando el desarrollo de un conjunto de ‘nuevas reglas’ que las organizaciones deberían seguir si quieren seguir siendo competitivas«.

Y este futuro ya es presente en muchos casos. Algunas grandes compañías como Amazon están incorporando robots a sus fábricas. En tres años, ha incrementado su ejército de cyborgs en un 50%: en diciembre de 2014 contaban con 15.000 robots en diez almacenes. En diciembre de 2015, pasaron a 30.000 y en diciembre de 2016, a 45.000 en 20 almacenes.

También Just Eat, la compañía de reparto de comida a domicilio en Europa, ha sido pionera en apostar por robots de reparto (de 40 centímetros de alto, seis ruedas y equipados con el mismo tipo de tecnología que los coches sin conductor) de la empresa Starship Technologies, que se han probado en 58 ciudades de 16 países del mundo.

Y junto a Suiza, otro país europeo que está avanzando más rápido que el resto de Europa en cuanto a robotización es Alemania: entre 2010 y 2014, han aumentado un 20% sus robots, y cuentan actualmente con más de 176.000 unidades.