El desarrollo tecnológico de los últimos años ha permitido rentabilizar determinados procesos que hasta ahora resultaban insostenibles. En este tiempo ha aparecido una nueva generación de empresas que ha sabido encontrar y aprovechar nuevos nichos de negocio que habían sido ignorados o desconocidos por compañías ya establecidas. La innovación disruptiva, orientada a consumidores menos exigentes y con un poder adquisitivo medio-bajo y a productos novedosos, promueve un modelo de negocio al que ahora muchos aspiran a apuntarse.
Hasta ahora, la mayoría de las empresas optaban por un modelo de innovación evolutiva que consiste en mejorar de forma gradual sus productos o servicios sin llevar a cabo grandes cambios que impliquen un alejamiento con sus procesos de fabricación o sus estrategias de negocio. Sin embargo, el rápido desarrollo tecnológico de las últimas décadas ha transformado de manera vertiginosa la forma de producir y consumir.
Frente a la inoperancia que puede llegar a imponerse en un sistema basado en la innovación evolutiva, más lento y poco adaptado a la realidad actual, surge un formato revolucionario que se centra en procesos de carácter disruptivo. La denominada innovación disruptiva supone una verdadera ruptura con el modelo anterior al desarrollar nuevos productos y servicios que ocupan nichos de negocio desatendidos hasta ese momento que acaban luchando contra las marcas dominantes hasta consolidarse en todos los segmentos del mercado.
El anhelo de la innovación disruptiva como fuente de crecimiento empresarial Clic para tuitear
Qué es la innovación disruptiva
El precursor de esta nueva tendencia es Clayton Christensen, catedrático de la escuela de negocios de Harvard y autor del libro ‘The Innovator’s Dilemma’ donde explica qué es y cómo se implementa la innovación disruptiva. Christensen propone el desarrollo de tecnologías que supongan un impacto disruptivo en un mercado frente a la mejora de las ya existentes.
En este sentido, son múltiples los ejemplos de innovación disruptiva presentes en el mundo industrial y empresarial, como por ejemplo la evolución desde el teléfono fijo al móvil o los sistemas analógicos a los digitales. Los más recientes hablan de vehículos autónomos, sistemas en la nube, impresión 3D, el Internet de las cosas o el aprendizaje automático.
Los sectores más proclives a desarrollar innovaciones disruptivas son aquellos relacionados con la tecnología principalmente porque son estas empresas las que más están invirtiendo en innovación. No obstante, las innovaciones disruptivas no deben limitarse necesariamente al ámbito tecnológico, sino que pueden extrapolarse al desarrollo de cualquier tipo de producto o a la implantación de nuevos modelos de negocio.
Cómo aprovecha nuevos nichos de negocio
Las innovaciones disruptivas se dividen en torno a dos grupos. Por un lado, las tecnologías de bajas prestaciones o lower-end en inglés; y por otro las tecnologías de nuevo mercado. En el primer caso, se dirigen a un perfil de consumidor menos exigente y con un poder adquisitivo más reducido. En el segundo, se trata de ofrecer productos o servicios novedosos a clientes que empiezan a utilizar estas tecnologías que hasta entonces no existían, como por ejemplo la aparición de las primeras tabletas o de los primeros sistemas GPS.
Cuando se habla de tecnologías de bajas prestaciones es necesario hacer hincapié en el concepto de rentabilidad. Debido a las características propias de este tipo de clientes, las compañías ya asentadas no consideraban beneficioso atender sus potenciales demandas, que eran ignoradas de forma continuada. Esto dejaba un hueco abierto en el mercado que han sabido aprovechar algunas empresas. De esta forma, una innovación disruptiva abre una nueva forma de negocio y permite a este segmento de consumidores acceder a un producto o servicio que tradicionalmente han tenido vetados.
Innovación disruptiva: entre la oportunidad y la amenaza
El desarrollo de determinadas tecnologías puede llevar a la desaparición de aquellos productos o servicios a los que logran reemplazar, como por ejemplo el VHS frente al DVD. Es decir, aparecen en el mercado nuevos productos o servicios que acaban logrando una mayor popularidad que aquellos que más llevan tiempo en el mercado. Asimismo, los modelos de innovación disruptiva están viviendo un desarrollo progresivo que les permite extenderse más allá de sus nichos de negocio iniciales hasta ocupar la cuota de mercado que correspondía a empresas líderes.
Detrás de ambos fenómenos se encuentra la falta de innovación, de perspectiva de negocio y de capacidad de observación. Así vemos cómo las innovaciones disruptivas pueden llegar a convertirse en dos caras de una misma moneda: pueden representar una amenaza o convertirse en una oportunidad real de negocio. Por ello, la supervivencia y el éxito de las empresas dependerá de su habilidad para adaptarse a este nuevo entorno de innovación mediante la mejora de procesos, el diseño productos novedosos y la implementación de tecnologías emergentes.