Desde que dio comienzo la crisis financiera en 2007 la toma de decisiones en las empresas se ha convertido en una actividad de ‘alto riesgo’, poniendo en evidencia que la responsabilidad que los altos cargos ejercen de manera directa en el desarrollo y resultado final de sus compañías no está asegurada.
Algunas entidades aseguradores, como es el caso de AIG, han creado productos llamados D&O (Director and Officers), que son los seguros de responsabilidad civil para altos cargos y directivos.
El economista y Socio Fundador de China Capital, Javier Santacruz, explica a través de The Luxonomist, que el objetivo de estos productos es garantizar una indemnización y cubrir gastos de defensa jurídica, en el caso que se exijan por actos que económicamente perjudiquen a terceros en su actividad.
Su reciente implantación hace que de momento sea un seguro voluntario para las empresas, por lo que son muchas las que ni lo tienen ni conocen su existencia.
Para las empresas es importante que los directivos se sientan relajados en el ambiente laboral, ya que la toma de decisiones es difícil en un escenario de incertidumbre, sobre todo cuando existe un miedo constante a las represalias. Además el directivo no dispondrá de una seguridad plena para asumir riesgos si no está asegurado, algo que le llevará a correr el menor riesgo posible.
Como normal general, los seguros D&O cubren las causas civiles pero no las penales, es decir, cuando se cometa fraude o delito. Los gastos que se cubren son los costes de la defensa en el juicio, hasta las indemnizaciones o fianzas que surgen de la responsabilidad civil del directivo.
Los países donde las aseguradoras han centrado este tipo de productos son Grecia, España, Portugal e Italia, es decir, donde más quiebras mercantiles se han producido.
De hecho son productos que se han ido extendiendo en los últimos años con casos precisamente como las quiebras empresariales, ya que son el origen de la siniestralidad en el segmento de la alta dirección. Son distintas las coberturas que se pueden incluir en este seguro, como puede ser la infidelidad de los empleados, la necesidad de asistencia psicológica o un seguro específico para el Community Manager empresarial.
Con esta iniciativa, gana el directivo que ejercerá su papel sin presión por hacer que una mala gestión afecte a su patrimonio, pero también el accionista que podrá reclamar el daño tecnológico causado y que el directivo se centre en los intereses empresariales.
En momentos de crisis la ética no ha sido suficiente, por lo que estos mecanismos se vuelven fundamentales para evitar sustos en las grandes empresas, en especial en las demasiado grandes como para quebrar.
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