Como directivos, todos queremos ser los mejores líderes y para lograrlo, nos formamos continuamente. Sin embargo, es habitual darnos cuenta de que los conocimientos adquiridos son necesarios, pero no suficientes para llegar a ser un “líder de libro”, ese que aparece en los manuales de liderazgo y al que todos aspiramos.
Coincidirás conmigo en que, no basta con estudiarlo, hay que ponerlo en práctica. Piensa que el liderazgo va más allá de concepciones teóricas, y para ejercerlo de forma efectiva, hay que vivirlo en primera persona, experimentarlo, sentirlo dentro de uno mismo.
Javier de la Casa, Presidente de Grupo Avanza y CEO de Kayzen Emprende, reflexiona sobre la importancia de desarrollar el autoconocimiento para poder ejercer un auténtico liderazgo que te permita conectar realmente con tu equipo Compartir en XLo primero que debes tener claro es que para ser un buen líder, necesitas desarrollar tu propio autoliderazgo, es decir, necesitas desarrollar la capacidad de liderarte a tí mismo.
No olvides que un líder debe ser capaz de ejercer influencia sobre su equipo para lograr que todos trabajen en pos de una meta común. Pero, ¿qué pasa si ni tan siquiera soy capaz de influir sobre mis propios pensamientos, emociones o comportamientos? ¿Qué pasa si me dejo llevar por ellos? La consecuencia es clara: difícilmente conseguirás ser un buen líder.
Aspectos como la coherencia, el autocontrol, el entusiasmo, la motivación, el saber corregir desde el respeto, la honestidad y la integridad (por nombrar sólo algunos), son fundamentales para un líder que pretende ser el espejo en el que todos puedan mirarse. Pero antes de entrar a valorar en cuál de ellos debes mejorar, necesitas conocerte, saber cuál es tu punto de partida real.
Seguro que estás pensando, “en ese caso, no hay problema, yo me conozco perfectamente”. Todos creemos conocernos, pero, ¿realmente es así? ¿Somos totalmente conscientes de nuestras fortalezas y debilidades? ¿Tenemos claro nuestro propósito de vida y nuestros principios o valores? ¿Sabemos reconocer y gestionar adecuadamente nuestras emociones? Para responder a estas preguntas en primera persona, es necesario comenzar realizando una profunda reflexión que te permita conectar contigo mismo. Ese descubrimiento de tu yo más íntimo y por supuesto, el actuar en consonancia con él, te hará sentir auténtico, y será desde esa autenticidad, desde donde podrás inspirar y motivar como un verdadero líder.
Sin embargo, también puede ocurrir que en este proceso de autoconocimiento descubras que lo que está dentro de ti no se encuentre alineado con tu empresa o incluso que entre en confrontación directa con ella. Resulta relativamente sencillo conocer la misión, visión y valores de una compañía, puesto que todas deben reflejar por escrito cada uno de estos conceptos y por supuesto trasladarlo a los empleados hasta estar seguros de que todos los han interiorizado. Pero, ¿qué pasaría si alguno de estos aspectos entra en contraposición directa con tu propósito de vida o con alguno de los valores que te sustentan?
Por ejemplo, supongamos que el director general de tu empresa, con frecuencia, no cumple con los compromisos adoptados. Si para tí el compromiso y la integridad son valores fundamentales, es muy probable que sientas una desconexión entre él, como máximo responsable de la empresa, que acepta como válida esa forma de actuar y tú, que la rechazas completamente.
El dinero no siempre es capaz de compensar el malestar que podemos llegar a sentir ante determinadas situaciones laborales. Es por ello que hay personas que no se encuentran a gusto en su puesto de trabajo, a pesar de que el sueldo que reciben a cambio podría suplir con creces cualquier incongruencia que pudiese surgir entre ella y la empresa. Sin embargo no siempre es así, y por el contrario, pueden aparecer sentimientos de vacío y, como consecuencia, la incapacidad de lograr una vida plena.
Muchas veces preferimos no reflexionar sobre estos aspectos y simplemente nos dejamos llevar por las circunstancias, por miedo a que descubramos algo que nos desagrade. Algo que nos impida continuar con nuestra vida tal y como está. Con sus luces y sombras, pero tal y como la conocemos.
Todos necesitamos la congruencia en nuestras vidas. Fingir puede tener un precio emocional muy elevado. Descúbrete a tí mismo y desde ese conocimiento propio ejerce un auténtico liderazgo que te permita conectar realmente con tu equipo.
Por Javier de la Casa, Presidente de Grupo Avanza y CEO de Kayzen Emprende
