Estamos acostumbrados a que el deporte nos proporcione momentos emocionantes que acaban en explosiones de alegría o de tristeza. Para mí, es uno de los elementos fundamentales de su universalidad, uno de sus motores.
Las dos fotografías adjuntas ilustran dos de los momentos más emocionantes del pasado Campeonato del Mundo de Atletismo de Budapest. Entre los dos, apenas hay una semana de diferencia, y ambos están protagonizados por la misma atleta, Femke Bol.
En la primera, la extraordinaria atleta de Países Bajos cae en la recta final de la carrera de relevos mixtos cuando iba primera y acababa de ser sobrepasada por la relevista norteamericana a escasos metros de la llegada. A consecuencia de la caída, pierde el testigo, lo que provoca la descalificación automática de su país en dicha prueba.
Justo una semana después, y tras proclamarse campeona del mundo en la carrera en la que es especialista (400 metros vallas), Bol lleva a su selección a ser primera en la carrera de relevos femenina, después de sobrepasar a las atletas de Jamaica y Gran Bretaña en la última recta. Una suerte de justicia poética.
Un aforismo recurrente de entre los muchos que se usan en el mundo del deporte, es el que dice que “el deporte siempre te brinda una revancha” y éste es un claro ejemplo de ello.
La revancha expresa el deseo de restaurar una situación negativa en el pasado, y se puede aplicar a todo tipo de situaciones, no sólo una competición deportiva. Pero, si le quitamos todo el bombo y la hipérbole que lleva el deporte, la podemos entender como una segunda oportunidad, y si le quitásemos toda la subjetividad, la podríamos entender como un segundo asalto de cara a alcanzar una meta.
La revancha expresa el deseo de restaurar una situación negativa en el pasado, y se puede aplicar a todo tipo de situaciones, no sólo una competición deportiva.
Alejandro Ribas Pérez, Socio de Acfyd Análisis
Aquí quiero traer otra idea, muy extendida y cada vez con más peso en el deporte. El ex ciclista y actual comentarista de RTVE, Pedro Delgado, en su libro “La Soledad de Perico” relata su relación con las victorias y la fama, pero también con la derrota y el sufrimiento. En el libro, plantea la importancia de aprender a entender la derrota, y, a veces, el fracaso, como parte integrante de la vida, y, en este caso, de la vida deportiva de cada uno de nosotros.
Según todo lo anterior, podríamos llegar a entender el deporte como una escuela de vida, como un foro de entrenamiento y capacitación para muchos escenarios que se nos plantean en la vida real, que nos ayude a darle a cada circunstancia su correcta dimensión, a gestionar las derrotas y las victorias, y a entender el éxito y el fracaso.A modo de corolario, me quedo las muchas enseñanzas que nos puede transmitir el deporte en general, pero que debemos considerar dentro del “never too high, never too low”, es decir, ni cuando triunfamos somos tan buenos, ni, cuando caemos derrotados, tan malos, aunque creo que la teoría nos la sabemos todos…
Por Alejandro Ribas Pérez, Socio de Acfyd Análisis
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