Las empresas u organizaciones no son elementos inalterables. Muchas nacen con un propósito o un objetivo que, con el paso del tiempo, va cambiando. Esas modificaciones pueden llevar a que su nuevo modelo de funcionamiento sea completamente revolucionario con respecto al original, o que mantenga algunas cosas.
Todas estas situaciones necesitan de una gestión del cambio organizacional. Este concepto se refiere a un enfoque estructurado y planificado que deben tener las empresas u organizaciones para poder llevar a cabo modificaciones, ya sean de carácter interno u externo. El objetivo final es mejorar su eficiencia, adaptabilidad y éxito a largo plazo.
Estos cambios pueden ir desde la implementación de nuevas tecnologías, como podrían ser herramientas del estilo Microsoft Dynamics 365, la llegada de nuevas empresas, por absorciones o fusiones, o la aparición de nuevos modelos de negocio.
Sea como fuere, esta gestión de los cambios tiene unos pasos. A continuación, una breve explicación de cada uno de ellos.
Preparación para el cambio
En este punto es importante llevar a cabo un análisis profundo de diferentes aspectos. El primero y más importante es hacer una evaluación de la situación actual, que ayude a comprender el estado en el que está la empresa u organización y qué razones existen para el cambio. Por otro lado, hay que definir cuáles van a ser los nuevos objetivos de la compañía, y que estos sean claros y medibles
Además, no hay que dejar de lado el hecho de poder ver cómo va a afectar a la empresa toda la situación de hacer este cambio.
Planificación del cambio
Cuando ya están todos los preparativos listos, comienza una nueva fase. En esta hay que informar a los empleados sobre lo que se va a hacer, los motivos y cómo va a ser la ejecución. A la vez es importante identificar qué recursos son necesarios, tanto a nivel de tiempo, de dinero y de número de personas.
Es clave comunicar a las personas que trabajan en la empresa u organización los tiempos que se van a seguir para llevar a cabo el cambio que está en camino.
Sostener el cambio
Es la última fase del proceso, pero tiene una importancia brutal. En esta parte hay que revisar que el cambio se ha llevado a cabo de forma satisfactoria. Esto pasa por un monitoreo y evaluación, que establezca el progreso de las modificaciones y lleve a cabo ajustes si lo ve necesario. Puede ser muy bueno para el contexto de la empresa u organización el hecho de reconocer y recompensar los comportamientos que se muestran proclives a los cambios que se han producido.En cualquier caso, lo más importante es ver que los pasos previos han desembocado en el objetivo. Esto quiere decir que hay que asegurarse de que ese proceso de transformación se ha traducido de forma inequívoca al funcionamiento del día a día de la empresa. En caso de que esto no ocurra, será necesario llevar a cabo mayores análisis o, incluso, observar los pasos anteriores con el fin de encontrar errores que hayan provocado este desenlace.