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A finales del pasado siglo XX tuvo mucho éxito entre los aficionados al cine de época una película inglesa. La película era “Sentido y Sensibilidad” y estaba basada en la novela de Jane Austen del mismo nombre de principios del siglo XIX.

Por cierto, dentro de sus actores y actrices protagonistas, aparece una muy joven Kate Winslet, que, pasa por ser una de las mejores actrices de los últimos años, aunque en la película, la auténtica protagonista era Emma Thompson, otra gran actriz inglesa de largo recorrido.

Todo esto me ha venido a la cabeza por la musicalidad del título, y por la enorme relación, aunque sea métrica con dos palabras, cuyo uso en estos tiempos está tan generalizado como desvirtuado: Respeto y responsabilidad

No soy un usuario de los más activos de las redes sociales, aunque sea imposible vivir al margen de ellas, pero, con ese grado de contacto, me llama muchísimo la atención el uso que se hace de esas dos palabras.

Respeto: Palabra de raíz latina, “respectus”, cuyo significado es “atención” o “consideración”. Sus dos acepciones principales de la RAE son:

  • Veneración, acatamiento que se hace a alguien.
  • Miramiento, consideración, deferencia.

Si hablásemos con algunos de nuestros mayores (digo esto mientras pienso que yo ya pertenezco al colectivo de “mayores” de muchos de los empleados de mi empresa), nuestros abuelos, de respeto, el concepto no contempla ningún tipo de fisura ni interpretación. “A un mayor se le respeta”, recuerdo que decían nuestras madres cuando alguno de nuestros amigos se pasaba lo más mínimo en algún comentario o reacción frente a un adulto.

Su evolución hace que diferenciemos distintos tipos, como el respeto por uno mismo, por los animales, hacia los padres, mayores o niños…

El término, en lo relativo a la relación con los demás, sin embargo, hoy día, se ha desvirtuado, y, desde mi punto de vista, hacia dos direcciones:

  • Hacia abajo: Llevándolo al extremo de la humillación de uno de los sujetos. A modo de ejemplo, como siempre, deportivo:

Es costumbre en el rugby, (uno de los deportes con mayor percepción general de respeto en todas sus reglas) que, al finalizar el partido, el equipo ganador le hace un “pasillo” y aplaude al equipo perdedor. Esta costumbre, se ha intentado trasladar a otros deportes con suerte dispar, aunque con el matiz de que, en este caso, cuando un equipo consigue algún campeonato, el siguiente equipo al que se enfrenta, le hace ese mismo pasillo de reconocimiento al campeón.

En el fútbol, con toda la parafernalia que tiene alrededor, la situación ha derivado, en muchas situaciones, del reconocimiento, como hemos dicho al principio, a la sumisión, y en algunos foros, a la humillación.

  • Hacia arriba: En este caso, la perversión actual del término va más hacia la sumisión que al reconocimiento. Simplemente hay que moverse por las redes sociales, para ver la manera agresiva en la que se pone el respeto por delante de cualquier argumento.

En la relación con los demás, respetar pasa por aceptar tanto cómo son los demás, como su forma de pensar, aunque no coincida con la nuestra.

Rebuscando información relativa al respeto, me quedo con la frase que pronunció Benito Juárez, presidente de México entre 1858-1872 cuando se restauró la República de dicho país en 1867: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, donde hace referencia al respeto, tanto en lo individual como en lo colectivo, como base de la dignidad humana, derecho inalienable del ser humano que aparece recogido en el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”

¿Y la responsabilidad?, de eso hablaremos más adelante…

Por Alejandro Ribas, socio de ACFYD Análisis

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