Hace tiempo leí un artículo sobre la digitalización en España que abrió en mi entendimiento un torbellino de brechas, fisuras, abertura, angosturas, boquetes, embocadura, grietas… y todos los sinónimos que con ello me vienen a la memoria.
Es evidente que la crisis sanitaria del #coronavirus nos ha traído de regalo una matryoshka de crisis.
La “digitalización a la fuerza” ha resultado una emergencia dentro de otra emergencia, otra matryoshka de emergencias…
Parece que bien encauzada, la digitalización puede (¡debe!) ser un puntal para la maltrecha economía. Para lo que necesitamos los puntos de sutura de las autoridades, y el antiséptico y las vendas de las organizaciones. Señores políticos: Se entiende por “sutura” la unión quirúrgica que se realiza con hilos, grapas u otros materiales para cerrar una herida o para unir tejidos u órgano. Aunque le suene ajeno, se trata de unir no de separar.

Pero cuando observas más de cerca la brecha digital, tan tecnológica, brillante y colorida, descubres que es también una matryoshka de brechas en sí misma… La brecha dentro de la brecha dentro de la brecha…
Esta matryoshka de crisis nos ha demostrado que la brecha digital lleva dentro una brecha de edad, una brecha de género y una brecha socioeconómica. Así que habrá que empezar a suturar tanta brecha.
El gobierno ha presentado dos grandes planes superpuestos: La Agenda España Digital 2025 y el plan de recuperación, transformación y resiliencia, con 140.000 milloncejos de fondo de recuperación europeo, que parece un pico pero que cuando te pones a hacer, por aquí y por allí, se queda en nada. Parece que en esto también andamos a la cola de los europeos.
Pero pica desde dentro la farmacéutica que hay en mí y me dice… ¿pero las heridas no se curan de adentro hacia afuera? Mira que si no, cierran “en falso” y eso trae problemas graves… infecciones y otras consecuencias lamentables que no es el foro para describir.
Y si hay una brecha, dentro de otra brecha dentro de otra brecha…. ¿sería una locura pensar en que cerrar “de adentro hacia afuera” ayude? Imaginémonos creer con honestidad en el círculo virtuoso que genera la diversidad de edad.
Mi debilidad por los equipos “diversos” me delata. Porque en la diversidad está la virtud. Generación Millenial y Z, cargados de capital digital e irreverencia, conviviendo con Generación X y Baby boomers, siempre ambiciosos y muy comprometidos, rebosantes de madurez y “pose”, un cóctel deliciosamente dinámico, motivante, eficiente y, al final, siempre la última línea: rentable.
Si cerramos la brecha de edad, con seguridad contribuiremos a cerrar la brecha de género, porque si hay algo seguro, en el que estamos todos de acuerdo, es que EL TALENTO NO TIENE GÉNERO. O al menos, no debería.
Soy una creyente en que el talento es la materia prima de la que todos estamos hechos y que con entrenamiento se puede moldear en infinitas formas y sin límite para crear, transformar y sorprendernos con tantas y tan diversas obras de arte, formas, como seres humanos hay sobre la faz de la tierra. Y mezcladas entre ellas son la receta del éxito exponencial. Y creo que el talento es la raíz sobre la que se construye un gran líder.
Pero a su vez soy una agnóstica en materia de género cuando hablamos de este talento y de liderazgo. Demasiadas veces en mi vida me han etiquetado antes por el género que abrazo, que por las características o habilidades que me definen.
Los líderes 5.0 (mi definición favorita del líder con software actualizado, empático, valiente, centrado en personas, motivador, transparente y ávido de aprendizaje) no entienden de edades ni géneros, entienden de “capital humano”.
Y precisamente, los indicadores de la UE señalan que el punto más débil de la digitalización en España es el “capital humano”. A ver si en el liderazgo 5.0 va a estar “la madre de todas las ciencias”.
Que suturar de adentro hacia afuera, es tarea de arriba y de abajo. Suturar de dentro hacia afuera, cerrando brechas de forma saludable es algo que todos y cada uno tenemos en nuestras manos. Son necesarias políticas que impulsen cambios, pero la cultura de diversidad, talento sin etiquetas y centrado en personas está esencialmente en las manos de los que contratamos, construimos equipos y culturas… Está en nuestras manos elegir. Sumar.
No podemos soñar con un futuro completo con solo una parte del billete de ida.
Esta matryoshka de brechas solo se solucionará creando un círculo virtuoso, la suma de una serie de factores que concatenados correcta y eficientemente conducen por lo general a resultados de excelencia.
Por Miriam Rodríguez, Directora general de Aspen Pharmacare para Iberia
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