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Los espacios urbanos se encuentran en riesgo de colapso ante el aumento del ecommerce y buscan soluciones en el desarrollo de nuevos modelos de distribución sostenibles.

Las grandes ciudades buscan soluciones innovadoras y sostenibles para el crecimiento del #ecommerce Clic para tuitear

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Los problemas urbanos del ecommerce

El crecimiento imparable del comercio electrónico en los diferentes dispositivos, tanto ordenadores como teléfonos móviles y, ahora, los asistentes de voz, conlleva también un incremento de centros y espacios logísticos. Solo durante el pasado año se contrataron en Madrid 935.000 metros cuadrados destinados a esta actividad.

Por su parte, el reparto en la última milla está alterando el tráfico en las ciudades y los expertos advierten que en un futuro cercano será necesario tomar medidas y poner en marcha regulaciones para evitar el colapso.

El sector de los espacios de almacenamiento y reparto en las grandes ciudades creció un 2% respecto al ejercicio anterior. Tal y como explica Josep María Catalá, profesor de Estudios de Economía y Empresa de la UOC, “el principal problema es el último tramo. Queremos que nuestra experiencia de compra sea inmediata y eso implica disponer del material lo más cerca posible de los principales núcleos de población y de sus clientes que, además, cada día utilizan más dispositivos, reclaman también productos perecederos (como la comida) y rechazan las entregas con retraso o después de un tercer intento”.

Ante esto, los operadores buscan una solución que es a la vez tecnológica y urbanística. Es necesaria una concentración y especialización de los puntos de distribución y que se ayuden de la inteligencia artificial para lograr una alta rotación de productos.

En busca de soluciones tecnológicas y urbanísticas

De esta forma, el big data podría ser la solución a la falta de espacio logístico al ofrecer la posibilidad de conocer con antelación las necesidades de los usuarios, el tiempo de reposición de los artículos, el volumen de compra o los productos más demandados por zonas.

A la complicación del reparto se suman las restricciones de las ciudades para prevenir la contaminación. Así, las limitaciones en los centros urbanos y la congestión del tráfico obligan a aumentar los puntos de recogida, es decir, a buscar alternativas sostenibles, como vehículos eléctricos o drones. Por ejemplo, Amazon ya prueba en los alrededores de Seattle un pequeño robot eléctrico llamado Scout que cuenta con una pequeña cabina de almacenaje.

La colaboración con otras marcas y operadores también se perfila como una posible solución a los problemas logísticos. Cada vez será más común que distintas empresas compartan infraestructuras y vehículos para formalizar sus entregas. Igualmente, las compañías apostarán por los dark stores, esto es, locales en centro urbanos no abiertos al público para preparar los pedidos, taquillas de recogida, pop-up stores o entregas colaborativas con particulares.

Mientras las compañías buscan soluciones, la carrera por la experiencia de cliente y mejorar la compra al consumidor continúa. En este frente, los asistentes virtuales y el reconocimiento de voz son las tecnologías punteras, junto a los robots en tiendas físicas o los asistentes de compras que emplean inteligencia emocional.

Fuente ElPaís

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