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Cuando hablamos de empresas de sostenibilidad se nos vienen muchas ideas a la mente. Ya el origen de la palabra dice mucho: nos habla sobre la posibilidad de tenerse por sí mismo. Pero el término moderno en el que lo aplicamos fue forjado por una comisión encabezada por la Doctora Gro Harlem Brundtland en el famoso Informe Brundtland (también titulado ‘Nuestro futuro común’) elaborado por varios países para la ONU en 1987. En realidad, surge por la imperiosa necesidad de estudiar y delimitar el impacto que tienen las actividades humanas sobre el medio ambiente. Y aquí es donde las empresas juegan un papel crítico dado que una parte muy importante de las actividades humanas están coordinadas bajo estructuras organizacionales empresariales. Cuando hablamos de empresas sostenibles, hablamos de aquellas que estudian y delimitan el impacto negativo que tiene su actividad sobre el medio ambiente, reduciéndolo al mínimo, erradicándolo e incluso convirtiéndolo en un impacto positivo.

Joan Álvarez, CEO de Hannun, analiza en la Revista Dir&Ge la importancia y beneficios de apostar por la sostenibilidad en las empresas para mejorar el bienestar de los equipos y clientes. Clic para tuitear

Vivimos en un mundo globalizado, de la inmediatez, de los recursos, aparentemente, infinitos, del “lo veo, lo quiero, lo tengo”. Y eso en la mayoría de las ocasiones, juega directamente en contra de ese mismo mundo que habitamos. Y la realidad es que esas empresas están formadas, coordinadas, potenciadas y dirigidas por personas. Son esas personas las que tienen la capacidad de intentar hacer algo mejor. Así es como lo vemos en Hannun. Crear una empresa cuyo impacto en nuestro planeta y las personas que lo habitamos sea positivo. Somos conscientes de que hay que ponérselo fácil a las personas.  No podemos pretender provocar un cambio plenamente basado en el esfuerzo del consumidor final, con sus problemas, incertidumbres, educación y necesidades. Tenemos la obligación de hacer nuestro mejor esfuerzo para acercarnos lo máximo posible. Y ahí es donde hablamos de alternativas sostenibles. Si cuesta 10 veces más, tarda 10 veces más y es 10 veces peor, no es una alternativa real, no llegará a la masa crítica necesaria, y con ello, el impacto se verá muy reducido.  

Es por ello que hay que trabajar en ofrecer productos de calidad y diferenciales. En nuestro caso muebles y decoración, hechos con materiales sostenibles en origen como maderas certificadas con los sellos PEFC y FSC, barnices en base de agua sin elementos químicos o tóxicos, con packaging reciclado y producidos localmente por artesanos. Sin embargo, siguiendo la línea argumental, este no es el único punto crítico. En Europa se consumen 10.5 Millones de toneladas de muebles al año, de los cuales 10 millones terminan en vertederos o incinerados por su falta de reciclabilidad y de los que el 70% proviene de Asia.

El valor de lo natural

Para cambiar esta realidad, no sólo sirve con que se haga una producción y distribución sostenible. Además, hay que llegar al mayor número de personas posible. Cada mueble o pieza de decoración que vendamos nosotros, es un poquito menos de esos 10.5 millones de toneladas que acabarán en vertederos. Por eso, nos centramos en ofrecer un producto realmente alternativo, que tenga un precio razonable para lo que es, y aún así, siga valiendo como sustituto de las alternativas no sostenibles que tienen los consumidores.

No se puede conseguir todo. Evidentemente hacer un mueble con madera sostenible, o reciclada, con barnices ecológicos, a mano, en Europa, es más caro que hacer el mismo producto con madera procedente de tala ilegal, en una fábrica con malas condiciones para los trabajadores, mezclado con plástico, y en Asia.

El bienestar de las empresas y los clientes

Hay que trabajar para acercarse a los clientes lo máximo posible. En nuestro caso, intentamos trabajar con los volúmenes suficientes que nos permiten poder ofrecer un precio muy competitivo renunciando a parte de los márgenes para poder hacerlo. Nunca vamos a poder tener el mismo margen en un espejo que una gran empresa que produce espejos de plástico en China en masa si queremos ofrecer un precio que permita a las personas poner en valor el medio ambiente, la cadena de valor, la producción artesanal y la reciclabilidad de ese producto.

Vivimos en un mundo dominado por el “fast”, a lo que añadiría el “cheap”: Como se suele decir, “bueno, bonito y barato”. Pero ese concepto trae consecuencias aparejadas que nos pueden acabar saliendo, a nosotros y los que están por venir, muy caras. Y ahí es donde las empresas tenemos una labor de divulgación, hay verdades muy incómodas que no vemos todos los días en televisión, que no es lo que las grandes marcas quieren que tengamos en cuenta a la hora de tomar las decisiones de consumo, básicamente porque no están preparadas. 

A eso lo llamamos en Hannun la estrategia del “Game Over”, si el cliente toma la decisión de la compra basándose únicamente en el precio o cualidades de la pieza (textura, belleza, tamaño…) realmente poco podemos hacer para ser la opción elegida. Porque por muchos que nos esforcemos, tengamos volumen y ajustamos nuestros márgenes, es extremadamente difícil competir contra cosas que no son “naturales”. Y digo que no son naturales porque la única forma de conseguirlo y ofrecerlo, es dejando un reguero de daño en el camino del origen a casa del cliente, al medio ambiente y en última instancia, a las personas. Hay que investigar, divulgar y concienciar a las personas para que tengan ese elemento en cuenta a la hora de tomar su decisión.

Cuando cuesta un poco más, pero es precioso, está respaldado por la confianza de una marca que empieza a tener reputación y sobretodo, es consecuente, responsable y sostenible con la gestión de los recursos naturales, es cuando es “Game Over”. Aquí ya no hay dudas, no hay mejores opciones. Y eso es lo que nos permite encontrarnos en el camino con los clientes, conectar con ellos, encontrar nuestro lugar dentro del mercado y convertirnos en la mejor opción. Cuanto más consigamos visibilizar los problemas producidos por la fórmula de consumo dominante y ser una alternativa más próxima en las cuestiones más técnicas y analíticas, a mayor número de personas podremos llegar, y una mayor reducción del impacto negativo podremos producir.  Hay que seguir trabajando en esta línea y cambiar un sector. La tala ilegal de árboles genera un 20% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. El sector de los muebles y decoración es de los más contaminantes del planeta junto a la comida y la moda, y nuestra misión es cambiarlo.

En Hannun apoyamos a todas las personas que forman empresas sostenibles y a las que toman decisiones conscientes de consumo responsable. Sólo un cambio colectivo puede terminar con el rumbo actual, y entre todos, poco a poco, aunque a día de hoy no somos más que una minoría, podemos cambiar el mundo.

En conclusión, es importante no perder la ilusión. Dicen que si a un niño le dices que puedes volar, y te pones a hacerlo, no se va a sorprender. Si eso mismo le pasa a un adulto, no podrá creer lo que sus ojos están viendo. No debería sorprendernos la idea de que podemos cambiar el mundo. Vamos a hacerlo. La sostenibilidad tiene un retorno y un futuro mejor para próximas generaciones. Hay que conseguir una sostenibilidad empresarial de manera prioritaria que logre un impacto en el medioambiente y, en consecuencia, un bienestar general. ¿Quién se apunta?

Por Joan Álvarez, CEO de Hannun

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