Muchos expertos coinciden en que Europa tiene un problema de innovación que le dificulta para competir a nivel tecnológico y científico con otros países punteros en esta área, como son Estados Unidos, China, Israel o Japón.
Por el contrario, David Braga Malta, presidente de la empresa de biotecnología Cell2B, sostiene que existen 4 problemas principales que son los que impiden explotar el potencial innovador del viejo continente, pero todos con la posibilidad de encontrar soluciones.
En el Foro Económico Mundial (WEF), Braga explica que actualmente Europa acoge algunas de las innovaciones con más potencial del mundo, pero el problema es que el continente no tiene capacidad de convertir ese conocimiento e ideas en un valor económico real. Son muchos los informes que demuestran la brecha entre investigación y economía en nuestro continente, algo que en zonas como Asia se soluciona con los capitales de riesgo, que ayudan en la transformación de grandes ideas en empresas.
Aunque el interés por el emprendimiento ha ido en aumento, y su conversión va creciendo, lo cierto es que son pocas las que logran la transición a convertirse en líderes globales y maduros en sus sectores.
Para el presidente de Cell2B los principales obstáculos y las claves para solucionarlos son:
OBSTÁCULOS
. La Europa reacia al riesgo. Una compañía nueva probablemente en sus inicios no sea rentable o no cuente con muchas ventas al inicio, pero para crear un valor económico se necesita innovación, que rompe con los paradigmas y crea un mercado, así como el poder educarlo para generar ganancias.
Esta mentalidad no existe en Europa por la desconfianza hacia la innovación, por lo que no hay interés, y cuando surje, la idea ha sido explotada.
. La incomprensión de la propiedad intelectual. Se trata de un elemento clave para asegurar el valor económico, ya que permite cobrar los frutos de una invención, que necesitan ser reclamados al momento de patentar.
Las oficinas de tecnología de las instituciones que investigan son las que deciden los inventos que deben proteger. Saber que han tomado una correcta decisión requiere de talento y financiación, algo que no se valora en las universidades, ya que pagan a inversores para que patenten sus productos.
. La limitación virtual. Braga asegura que hay una libre circulación de bienes y personas, pero existen barreras entre los países europeos que son muy difíciles de derribar. En el viejo continente existen 24 lenguas oficiales, 27 constituciones y sistemas de conectores distintos, lo que dificulta la venta libre de productos.
. Compleja localización de los capitales de riesgo. Si como emprendedor se ha logrado atravesar las anteriores barreras para adentrarse en los diferentes mercados europeos, se requerirá de financiación por lo que se necesita un capital de riesgo.
Este tipo de inversor tiene una visión de futuro del potencial de un producto o mercado, comprende la tecnología y está preparado para asumir riesgos, por su experiencia y red de contactos.
Sin embargo estos inversores, en su mayoría, son compañías de capital privado en Europa, donde sus socios pertenecen al sector bancario, es decir, que no tienen experiencia en la creación de startups e invierten en cantidad y no calidad. Como explica Braga, se necesita una nueva generación de inversores de capital de riesgo.
SOLUCIONES
. Mejorar los fondos de empresas jóvenes de capital de riesgo. Para lograrlo se necesitaría redirigir un porcentaje fijo de la Seguridad Social a este fin, expandir el mandato del Fondo de Inversión Europea y de los fondos estructurales de la UE. Estos fondos deberían restringirse sólo a firmas de gestión de capitales de riesgo, no de capitales privados, y con un trasfondo meramente tecnológico.
. Formación de nueva generación de inversores y emprendedores. Los programas de formación en Europa tienen que incluir módulos sobre innovación, riesgo y emprendimiento en todos los niveles. Se debieran incluir libros clásicos sobre innovación en las listas de lecturas, para otra visión diferente sobre el riesgo.
. Aumentar incentivos. En Europa se necesita un ajuste en los planes de incentivos para investigadores, que reconozcan su valor y la importancia que tiene la propiedad intelectual.
Se necesita adecuar a los responsables de finanzas y tecnología para que potencien la innovación en valor.
. Promover una Europa única. Es necesario integrar y homogeneizar las políticas de cada región para que los negocios, en cualquier estado miembro, cumplan automáticamente los requisitos para poder vender un producto dentro de la zona euro.
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