¿Cuántas veces se ha dejado llevar por la intuición para tomar una decisión? Solucionar un conflicto o simplemente dar un ‘OK’ a un acuerdo de colaboración a través de las sensaciones, es a menudo la vía más sencilla para llevar a cabo cualquier acción en el mundo de la empresa. ¿Pero es lo correcto?
.@korporatetech: pensamiento #analítico, imprescindible hoy para tomar decisiones con mayor grado de acierto Clic para tuitearEl objetivo es no errar y en muchas ocasiones el ‘expertice’ acumulado, gana la partida a través de las sensaciones gracias al llamado pensamiento intuitivo. Nos referimos a esa habilidad para comprender o percibir algo de manera clara sin intervención de la razón y sin emplear un análisis previo, el cual tiene por igual tanto detractores como seguidores, frente al denominado pensamiento analítico que, sin embargo, cobra cada vez más fuerza en el entorno empresarial con la aparición del Big Data.
La experiencia, el gran ‘driver’ del pensamiento intuitivo
Para entender quién gana ese debate, hay que señalar que el pensamiento intuitivo normalmente no posee método científico y es más bien producto del inconsciente.
Además no suele tener una relación concreta entre las conclusiones obtenidas y la forma en la que se llegó a dichas conclusiones, estando muy marcado por la experiencia. El resultado es que no produce convicción de verdad, es solo preferente.
Pero la cuestión es que sin conocimientos previos y sin información acumulada es muy difícil que el pensamiento intuitivo cobre eficacia en la empresa, donde se impone cada vez más conjugar adecuadamente el componente racional y el intuitivo, sin olvidar, también, a la espontaneidad y la creatividad frente, al necesario análisis detallado y racional de los proyectos.
La intuición no genera resultados adecuados
La accesibilidad de los datos ha marcado un cambio de tendencia notable, cobrando especial protagonismo la importancia de contar con un pensamiento analítico en el seno de la empresa para poder tomar decisiones con un mayor grado de acierto. Hoy hay una clara frontera entre la llamada empresa tradicional y las denominadas ‘compañías data-driven’ donde los datos son el epicentro de los procesos y las acciones.
Esa brecha, que divide a empresas más eficientes y competitivas frente a aquellas otras que son en definitiva menos productivas, no es más que consecuencia de una evolución tecnológica que no entiende en seguir implantando acciones basadas en la mera intuición o experiencia, sino que apuesta por aprovechar ese pensamiento analítico como clave para extraer conocimiento de las grandes y variadas fuentes de datos.
Las compañías están llamadas a entender cuál es el verdadero valor del dato y éste no es otro que la activación del conocimiento en base a la evidencia que muestra aquella información que hay a nuestro alcance. Así pues, el pensamiento analítico se basa en buscar información veraz y confiable y extraer de ella el conocimiento necesario para incluso predecir el futuro. Cuestión que se consigue con el llamado Data Analytics o Analítica de datos, siendo elemento clave de transformación digital de muchas compañías y herramienta imprescindible para la mejora de resultados, gracias al análisis exhaustivo de la información con la implantación de tecnología adecuada.
Con ello, las compañías son capaces de entender y satisfacer las necesidades del cliente, detectar nuevas oportunidades, mejorar procesos de negocio e identificar riesgos y errores, convirtiéndose el dato en el activo crítico sobre el que se deben fundamentar las decisiones. De hecho, las organizaciones que gestionan proactivamente sus datos suelen dotar a toda la cultura de la empresa de un característico pensamiento analítico que se manifiesta fundamentalmente por:
- Ser reflexivo
- Estar normalizado
- Ser auténtico
Además la claridad, exactitud, precisión, relevancia, imparcialidad, significado y profundidad, suelen ir de la mano del pensamiento analítico que responde a definir un propósito y un objetivo, para más tarde recopilar información que dé respuesta al mismo, verificar suposiciones, clarificar conceptos y, sobre todo, pensar en las implicaciones, atendiendo a las consecuencias de tomar o no una decisión.
¿Qué deben hacer las empresas?
La respuesta a esta cuestión es muy sencilla: tener actitud, hábitos y conocimiento. O dicho de otra forma: el pensamiento analítico debe prevalecer siempre sobre el intuitivo. Las pautas básicas a tener en cuenta son:
- Mentalidad analítica y crítica en la comprensión de problemas, la formulación de preguntas y el uso de datos para ofrecer respuestas adecuadas.
- Evitar toma decisiones basadas en la intuición.
- Implementar herramientas para la gestión y análisis de datos.
La premisa debe ser usar los datos para soportar acciones siendo fundamentales para discutir y analizar los problemas y tomar mejores decisiones. La información recopilada debe ser relevante, precisa y de calidad para encontrar evidencias que permitan la mejora del rendimiento. Por ello, las compañías están cada vez más obligadas a poseer en su seno una cultura analítica orientándose a los datos que son los que extienden el pensamiento analítico a toda la organización.
Las empresas deben acostumbrarse a hacerse preguntas y buscar evidencias claras frente a la intuición que alejan a las organizaciones de la inteligencia necesaria para afrontar con acierto el futuro. No hay vuelta atrás, el pensamiento analítico gana hoy la partida. Conectar personas, ideas y procesos es posible.
Para estar al día de las últimas noticias y tendencias en management,
suscríbete a la newsletter Dir&Ge