En primer lugar quisiera diferenciar entre la operativa de la gestión y el estilo de gestión. Se afectan mutuamente pero no son lo mismo.
Ello viene a cuento de que al marcar las 3 prioridades del directivo del S.XXI no me estoy refiriendo al estilo sino más bien a las tareas, que con un estilo u otro, tendrá que afrontar.
Estas prioridades son consecuencia del cambio acaecido, sistemático y cada vez más acelerado, en lo que a las variables del entorno se refiere. En pocos años han desaparecido las situaciones estables y de lento cambio en las que era posible planificar a medio plazo y en las que las prioridades del directivo eran antes:
- Planificar
- Gestionar la organización.
- Controlar
Ya no es suficiente o, al menos, han cambiado de forma drástica.
En un trabajo de la HBR se hace referencia expresa a este tema concreto y se señala la ineludible necesidad de adaptar cualquier plan a:
- Los cambios sucesivos del mercado,
- Las nuevas tecnologías,
- Evolución de los hábitos de los consumidores.
Pero no solamente han cambiado las circunstancias asociadas a la planificación, también lo han hecho las propias organizaciones pasando a ser más ágiles y menos estructuradas y piramidales-jerarquizadas.
También la necesidad de estar más próximo al cliente han provocado que se incremente la autonomía y el empowerment de las personas de la organización más cercanas a aquél.
Ha aumentado la complejidad y su gestión se hace necesaria.
Siguen siendo vigentes las tradicionales fuerzas de Porter.
Las 3 prioridades del directivo del S.XXI, más allá del trabajo cotidiano que, en demasiadas ocasiones, le bloquea deben estar enfocadas a:
– Crear un futuro y comunicarlo:
- Obsesión por el futuro.
- Tratar de anticiparse y estar siempre preparando la empresa para ese futuro. Ello requiere:
- Conocer perfectamente el propio negocio.
- Enfoque claro al cliente. Conocer al cliente y su evolución.
- Conocer a la competencia y sus movimientos.
- Conocer los movimientos de otros actores del sector (proveedores, sustitutos, posibles socios, etc.).
- Conocer los movimientos del entorno (gobiernos, legislación, cultura, demografía, etc.).
- Tratar de anticipar el largo plazo.
– Adaptar constantemente el modelo de negocio:
- Tener presente que las propias ventajas competitivas no perduran en el tiempo.
- Ser capaces de hacer cosas diferentes ante las nuevas circunstancias:
- Constante búsqueda de la diferenciación.
- Focalizarse permanentemente en la calidad. Es un requisito previo siempre permanente.
- Focalizarse permanentemente a la innovación. debe ser el mecanismo de cambio ante las circunstancias cambiantes.
– Tener presente que las personas son el centro de la organización:
- Crear equipo
- Desarrollar y conservar dicho equipo:
- Hacer de la gestión del talento la base de los RRHH.
- Gestionar el riesgo, el reto y el fracaso.
- No perder la orientación a los resultados.
Estas prioridades serán gestionadas con un determinado estilo o mediante otro diferente. Hay diferentes estilos, pero éstas deben ser claramente las 3 prioridades del directivo del S.XXI