El cash-flow como herramienta estratégica

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Uno de los aspectos más relevantes para una organización es su dimensión financiera. Todo responsable de área o la dirección general debe saber manejar sus presupuestos y objetivos en términos de balance, cuenta de pérdidas y ganancias y resultados operativos, entre otros, aunque aún en muchos casos no se manejan con la soltura adecuada ni se les otorga la importancia que corresponde. Lo que sí está más generalizado es la sensibilidad especial en torno a un término que gusta a todos, pero que a veces se utiliza con demasiada superficialidad o poca profundidad, el beneficio.

Éste debería ser uno de los principales objetivos de toda organización o departamento, pero en ocasiones este concepto se confunde entre lo contable y lo real.

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A la diferencia positiva entre los ingresos que hemos obtenido (ventas de productos o servicios) y los gastos realizados para lograr dichas ventas (salarios, compras, etc.) a lo largo del ejercicio, lo denominamos beneficio contable. Tener un resultado favorable en este cálculo es una buena noticia, pero no debemos confiarnos, puede esconder problemáticas claves para nuestro futuro, como la liquidez, otra de las grandes y principales preocupaciones de cualquier compañía.

El cash-flow como herramienta estratégicaUna empresa puede tener una excelente salud en sus cuentas, pero también la caja vacía. Podemos haber realizado muchas ventas, por lo que contablemente el resultado podría ser muy positivo, pero si tenemos un periodo de cobro muy largo o un alto índice de impagos, algo que inicialmente podría parecer un buen escenario se puede convertir en una auténtica pesadilla. No debemos confundir beneficio contable con tesorería o dinero de caja. Además de los aspectos contables, debemos tener en cuenta un factor esencial, que nos permitirá entre otras cosas saber si somos capaces de hacer frente a los pagos que debemos realizar, el Cash-Flow o flujo de caja.

Optimizar el cash-flow es un aspecto clave para cualquier empresa. Este dato nos permite estar informados en todo momento de nuestra liquidez, pudiendo anticiparnos a picos de gastos (con proveedores, devoluciones de préstamos, etc.), haciendo reservas para esos momentos o buscando la financiación necesaria para cubrirlos. Muchas de las decisiones estratégicas de las compañías se basan en esta información, ya que de no tener en cuenta nuestra tesorería, lo que puede ser una buena decisión a corto plazo, puede suponer un problema de liquidez para la compañía a medio plazo, pudiendo llegar incluso a “morir de éxito” por falta de previsión.

Las proyecciones de cash-flow (Beneficio + amortizaciones + provisiones) nos permiten prever si dispondremos de efectivo en el futuro para cubrir gastos y generar liquidez, o calcular la viabilidad de un proyecto de inversión. Aprender cómo optimizar el cash-flow, es imprescindible para tu sostenibilidad y para ello es necesario manejar una serie de términos como Flujo de Caja Bruto, Operativo, de Inversión, de Financiación o de Capital.

El cash-flow debe ser un concepto a tener siempre en cuenta antes de tomar cualquier decisión. Conocer este cálculo ya no sólo compete a la Dirección Financiera, sino a todos aquellos directivos con responsabilidad presupuestaria y que formen parte de la definición o ejecución de la estrategia de la compañía.