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A fuerza de ser original, no voy a hacer una revisión sobre el impacto que el Covid ha tenido sobre todo en general, y el avance que ha provocado sobre la forma de trabajar en las empresas, y sobre la forma de relacionarse y de relacionarnos, bueno, a lo mejor, sí, o por lo menos, a mi manera.

Todo tipo de analistas y gurús afirman que el avance tecnológico aplicado por las empresas en este período de pandemia equivale a años en condiciones laborales “normales”.

Alejandro Ribas Pérez Socio de ACFYD Análisis analiza cómo ha afectado el teletrabajo a las compañías tras el COVID y si ha supuesto un cambio real o circunstancial Compartir en X

Está claro que la mejor forma de aplicar algún tipo de avance o innovación es que no tenga alternativas, pero no menos claro que, si de todo ello no se hubiesen extraído experiencias positivas para todas las partes, ya estarían erradicadas o sustituidas por algún otro hábito más convencional y acorde a los tiempos precovid (teniendo en cuenta que todo esto lo escribo en plena expansión de la variante Omicron del Covid).

Primera idea: Parece que el covid ha puesto de manifiesto que la eterna presencialidad que arrastramos en España debe ser revisada.

En las empresas existe la cultura de medirlo todo, as ser posible, con una métrica lo más clara y simple posible. Es por ello que uno de los aspectos clave, a la hora de analizar el trabajo en remoto tras la pandemia, será la medición de la productividad.

La productividad es la métrica clave para evaluar el desempeño, no tanto de la persona, como de la labor que se desarrolla dentro de su puesto de trabajo. Así pues, habrá que poner encima de la mesa si un trabajador es más productivo teletrabajando, trabajando en oficina, o en situaciones intermedias o híbridas.

Sin embargo, no podemos reducir este punto a una simplificación excesiva. Existe una demanda creciente para poder compatibilizar la vida personal con la laboral, con factores como los traslados, que en grandes ciudades son largos y complejos; o como la tasa de satisfacción de los trabajadores de la empresa, factor cada vez más importante en la retención de talento.

Segunda idea: No todo es medible en la relación con los empleados, pero sí que deberíamos objetivizar los elementos de dicha relación para encontrar marcos lo más comparables posibles a la hora de la toma de decisiones.

Otro punto que se ha visto afectado es el marco de la relación proveedor-cliente y el desarrollo de negocio derivado de la actividad comercial de las empresas.

Es evidente que los dos años de pandemia han provocado que se revise la forma en la que las empresas desarrollan su negocio, y no hablemos del lanzamiento de nuevos productos o de nuevos servicios. Se ha establecido un nuevo marco de relación y de comunicación, más enfocado al negocio, más digital, pero también menos personal, y es sobre este punto sobre el que habrá que trabajar para coger la ola buena y que esta relación no se vea afectada.

El marco en el que nos movemos tiende a alimentar las relaciones profesionales duraderas, el objetivo conjunto, y todo ello está basado en un pilar fundamental, la confianza, que se construye sobre la relación personal proveedor-cliente, y sobre este punto se debe actuar.

Tercera idea: Nos podemos encontrar un marco mucho más dinámico en la relación proveedor-cliente, lo que disminuirá tiempos dedicados a ello sin que perjudique la relación entre ambos.

Por último, el escenario, el contexto, el foro de trabajo. Cada vez que hablo con las personas de mi entorno, me comentan sus inquietudes sobre las oficinas de 2022 en adelante. Está claro que existía una tendencia muy clara a reducir espacio en oficinas, convertirlos en lugares de trabajo sin ubicación fija para muchos equipos y departamentos y está claro que estos dos años han agilizado y extendido esa tendencia, que no es más que una consecuencia de que el teletrabajo se haga extensivo a la mayoría de las empresas.

Cuarta idea: Entornos dinámicos crean espacios dinámicos. Oficinas más interactivas, menos mastodónticas, con espacios de interrelación, salas o áreas de trabajo colaborativo en entornos abiertos.

A modo de resumen:

  • La presencialidad en determinados sectores ha dejado de ser un tema tabú y las empresas van a ser mucho más flexibles a evolucionar a escenarios mixtos de presencialidad-teletrabajo.
  • Las métricas ayudan a la gestión de las empresas, pero deben ir acompañadas de otros elementos que ayuden a detectar el clima y la implicación de los equipos de trabajo.
  • El desarrollo de negocio ha evolucionado a un contexto cada vez más dinámico, menos directo, pero no debe afectar a la confianza en la relación proveedor-cliente.
  • Entornos de trabajo abiertos, dinámicos, que fomentan la interrelación entre los trabajadores y los departamentos.

Y como estos ejemplos, nos podemos encontrar bastantes más respecto a situaciones que se han adaptado a las condiciones marcadas por el contexto de los últimos dos años, y de las que debemos sacar el lado positivo a la hora de afrontarlas, pensar de una manera asertiva y considerarlo todo como una oportunidad.

Por Alejandro Ribas Pérez Socio de ACFYD Análisis

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