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Tomás Meléndez, director de Internacional de Calidad Pascual, explica la alianza de la compañía con Alibaba y las oportunidades que brinda la apertura hacia el mercado asiático.

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La intenacionalización de los productos españoles de alimentación

Logo calidad pascualLa industria de alimentación y bebidas ha sido una de las grandes locomotoras de la reactivación económica española. Ha desempeñado un importante papel para que el producto interior bruto español crezca desde 2015 por encima del tres por ciento. Quienes trabajamos en el sector estamos persuadidos de que ese papel podría ser todavía más influyente si consiguiésemos dar un paso adelante en la internacionalización de nuestros productos, una de las asignaturas pendientes del conjunto de nuestras empresas.

La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas viene llamando la atención sobre la necesidad de corregir la excesiva atomización del sector y de avanzar de forma coordinada en una mayor internacionalización de nuestros productos. Los informes y estudios realizados desde la propia Federación y por consultoras externas certifican que se ha avanzado mucho en ambos aspectos, pero también coinciden en que hay margen de crecimiento, en especial respecto a nuestra presencia en Asia.

Un informe de KPMG, por ejemplo, recomendaba crear un círculo virtuoso entre la internacionalización y el tamaño de las empresas españolas de alimentación. Tienen a favor el relevante prestigio internacional asociado a la calidad de productos y marcas, y para reforzar esa imagen sugieren impulsar también aspectos de investigación y desarrollo, logística, calidad, marca o alianzas estratégicas.

El asunto es significativo porque Asia es el escenario perfecto para dar el salto definitivo en la internacionalización del sector. Según el estudio ‘Una visión estratégica para España en Asia: 2018-2022’, del Ministerio de Asuntos Exteriores, en la actualidad tan solo un 10% de nuestras exportaciones son asiáticas, apenas la mitad de la media de la Unión Europea.

El gusto del mercado asiático por los productos españoles

Tomás Meléndez, director de Internacional de Calidad Pascual
Tomás Meléndez, director de Internacional de Calidad Pascual

Asia engloba ya el 54% de la población mundial y el 46% de población urbana. En 2017 aportó el 30% del PIB mundial, y en 2020 se habrá convertido en el 43%. Está claro que China lidera ese proceso, por cuanto experimenta una amplia “revolución de las clases medias” que afecta a miles de millones de personas, para quienes está aumentando muy rápidamente su capacidad adquisitiva y su poder económico y social.

Los profundos cambios en la estratificación social de la población china también están afectando a sus hábitos de alimentación. Los productos emblemáticos españoles pueden y deben jugar un papel clave en ese proceso, y también hay importantes y estimulantes novedades respecto a los derivados lácteos.

Puede parecer un contrasentido, dada la tradicional leyenda sobre la poca afinidad de los orientales a la leche, pero lo cierto es que cada vez un mayor número de chinos se aficiona a los derivados lácteos. Según datos de Nielsen, el país cuenta con más de tres millones de puntos de venta de alimentación, de los que apenas un diez por ciento son de distribución moderna. De hecho, las cinco principales cadenas de supermercados solo reúnen un 8% de cuota, aunque su tendencia es claramente alcista.

Es en estos comercios donde el auge de los derivados lácteos está marcando un estimulante cambio de hábitos. Nuestra empresa lleva presente en China casi diez años, y en el último su facturación ha crecido un 18%, sobre todo en yogures de larga vida sólidos y líquidos. Se han consolidado en los lineales de grandes cadenas como Carrefour, Ole, Auchan o Metro, y, sobre todo, empiezan a incorporarse a los pedidos a domicilio a través de Alibaba, el principal agente de comercio electrónico del país, con el que acabamos de cerrar un importante acuerdo de colaboración.

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La ruta de la seda

Y es que parece claro que el continente asiático en general, y China en particular, pueden representar la auténtica ruta de la seda de las exportaciones españolas en alimentación y bebidas. Nuestro sector debería jugar un papel significativo en el impulso de las relaciones comerciales bilaterales con los países de la zona. En primer lugar, por el propio dinamismo actual del continente asiático, y en segundo término porque su evolución demográfica y sociológica confluye hacia hábitos de alimentación y de vida donde los productos españoles pueden desempeñar un rol cada vez más determinante.

Por eso puede sorprender que en el catálogo de áreas prioritarias de colaboración con Asia que ha establecido el Ministerio de Asuntos Exteriores aparezcan ámbitos como la urbanización y el urbanismo, la cooperación turística o las energías alternativas, pero no figuren la alimentación y las bebidas. En cualquier caso, esa omisión debería quedarse en eso, porque la oportunidad para la industria alimentaria que representa Asia probablemente sea la mayor y más extensa en mucho tiempo.

A lo largo del año se ha celebrado el cuarto centenario de la llegada a China del jesuita Diego Pantoja, el primer occidental que pudo visitar la Ciudad Prohibida de Beijing. Pantoja fue una figura emblemática para el mestizaje cultural y el conocimiento mutuo de dos mundos. Su legado resulta hoy más actual que nunca. En su momento, el principal acicate para ese encuentro de dos mundos fue la ruta de las especias. Ojalá en adelante pueda reactivarse y cobrar protagonismo gracias a los alimentos y bebidas españoles en Asia.

Tomás Meléndez, director de Internacional de Calidad Pascual