En Inditex, una prenda puede llegar a recorrer medio mundo en su fabricación. Desde su diseño en España, hasta la tintura en Turquía, cremalleras en China y la confección de la misma en Marruecos. Esta diversificación obliga al grupo a contar con una inmensa capacidad logística que le permite distribuir sus productos en 48 horas a cualquier parte del mundo, así como a variar dos veces por semana las colecciones en las tiendas. Se trata por tanto de dar una rápida respuesta a las tendencias de moda y a las apetencias del cliente.
El éxito de Inditex se debe a que cumple con múltiples exigencias, como adaptarse a las normativas de calidad de cada mercado, que se endurecieron en 2007 cuando los juguetes Matel se consideraron potencialmente peligrosos. Aquí la empresa creó unos mínimos de calidad para la ropa, de manera que cumplieran todas las normativas existentes en los mercados donde opera.
Para comprobar que las prendas cumplen con los requisitos, cerca de Arteixo -en el polígono coruñés de Pocomaco– una treintena de trabajadores de alta cualificación trabajan en uno de los laboratorios externos donde reciben las prendas de Inditex para testar su calidad. Principalmente esta vestimenta llega desde el norte de Portugal.
Desde hace cinco años el gigante textil trabaja con SGS realizando pruebas de verificación, mediante las que miden el efecto de rozamiento sobre la ropa, su posible decoloración con el agua, los efectos del sudor o la saliva, y un largo etcétera para cumplir con los requisitos de la compañía. Si no cumple estas exigencias la prenda no llega a la tienda.
Uno de los asesores científicos de Inditex durante 12 años y miembro de su Consejo Social, Javier Sardina, explica que la compañía trabaja con 28 laboratorios, 11 de ellos de SGS, repartidos a los largo del mundo, y evaluados desde A Coruña, donde realizan cerca de 29.000 análisis anuales.
Dicha evaluación se lleva a cabo generalmente entre tres y cuatro veces al año, donde se envía las muestras analizadas previamente al resto de laboratorios para comprobar que los resultados son iguales a las conclusiones a las que han llegado ellos.
Las comprobaciones se hacen en medio centenar de instalaciones, siendo cerca de 30 las que trabajan con la multinacional. Con esta cobertura realizada a través de los laboratorios se aseguran que las prendas lleguen al mercado con el sello de calidad de Inditex.
Para eso también hacen ‘inspecciones sorpresa’ en las fábricas, donde recogen muestras para analizarlas posteriormente. Desde Inditex explican que son cerca de 41.000 las visitas al año, y cerca de 676.000 los análisis.
A ello se suman las 2.700 instalaciones que visitan para comprobar los procesos de tintura, estampación, lavado y acabado, así como el programa The List by Inditex, que busca mejorar la calidad de los productos químicos en la industria textil.
Compromiso de calidad
Mediante este proceso, existe una media de un 1% de prendas rechazadas en los laboratorios por incumplimiento, pero no todas acaban destruyéndose. Un 80% se recuperan solventando el problema detectado, por ejemplo, quitándole el forro a una chaqueta si el problema reside ahí.
Este compromiso ético de Inditex con su producción se basa en tres directrices:
– Safe to wear. Estándar de seguridad basado en la legislación internacional.
– Clear to wear. Estándar de salud del producto con el objetivo de eliminar sustancias peligrosas.
– Green to wear. El compromiso de velar por un consumo medioambiental eficiente de los recursos.
Entre personal interno y externo, son cerca de 15.000 trabajadores de los que dispone Inditex para vigilar si sus productos cumplen las exigencias de la firma.
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