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Existe una empresa que ha conseguido que los habitantes de los barrios marginales y zonas rurales de países como Uganda, Kenia, India o Haití, estén trabajando actualmente en las grandes compañías internacionales, tales como Google, Microsoft, Intel o Getty Images. Se trata de Samasource, cuyo nombre procede de Sama, que en sánscrito significa “igual”, y se dedica a la externalización de la gestión y el procesamiento de datos.
Entre su oferta de servicios figuran el etiquetado de imágenes, la verificación y clasificación de datos, la digitalización de contenido o los servicios de voz. Todas estas actividades son realizadas desde las zonas más pobres a nivel mundial, donde un 50% de los empleados son mujeres.
Las personas que trabajan en Samasource realizan actividades como verificar datos, de manera que hacen más inteligente el algoritmo de Google, descubren el contenido inapropiado en Trip Advisor, o etiquetan las fotos para Getty Images.
Uno de estos grupos está constituido por mujeres de una comunidad musulmana a las afueras de Calcuta, que trabajan para Linkedin, siendo ahora conscientes que trabajar y ganar dinero por sí mismas “es un tesoro”.
Con un aumento de los ingresos que los ha conseguido multiplicar 3,7 veces, con una media de 2,20 a 8,15 dólares al día, Samasource lleva ya más de 7.600 personas empleadas, mejorando aproximadamente la calidad de vida de 31.000 seres humanos, gracias a los 7.600 beneficiarios directos y 21.000 indirectos.
Fue en 2008 cuando esta firma se fundó de manos de Leila Janah, una americana de familia que emigró de Bombay, y que con 25 años decidió conectar a personal que vivían en el umbral de la pobreza con trabajos tecnológicos, de manera que con facilidad se llevaran a cabo desde la distancia.
Leila comenzó la aventura trabajando en el centro de llamadas indio, en el que se dio cuenta que la mayoría de los empleados se trasladaban desde las zonas rurales y vivían en los barrios más pobres de Bombay. Por este motivo, Leila pensó “que con ayuda de Internet, en vez de hacer que la gente se mude a las grandes ciudades intentamos darles trabajo donde viven”.
Para ello crearon los “microtrabajos”, que eran tareas o unidades de trabajo que la gente desfavorecida realiza y reporta a los centros de comunicación de su localidad. Estas micro-tareas se realizan desde el pasado año en su propio centro de trabajo, a las afueras de Nairobi, puesto que crearon un software para no tener que depender de otros centros y mejorar la calidad.
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Tan sólo existe un requisito antes de empezar a trabajar en Sama, y es vivir por debajo del umbral de la pobreza, ya que la empresa se encarga de la formación en conocimientos digitales, habilidades básicas o educación para el trabajo.
Desde hace años la organización va haciendo un seguimiento de los ingresos de aquellas personas que emplea, para medir y certificar su impacto, y en las zonas más alejadas de Internet, uno de los mayores retos puesto en algunas de las zonas más pobres de la India ya hay autobuses que permiten la formación de 14 estudiantes en su interior.
Se trata de la alianza que mantiene Getty Images con Samasource, que como explica el director tecnológico de la empresa, Steve Heck, “estamos encantados con la calidad y el volumen que son capaces de alcanzar. Las ventajas de trabajar con una organización como Samasource son claras. Si puedes conseguir la misma calidad y coste que con otros proveedores, pero le añades el beneficio de colaborar con una organización que cambia vidas, no hay duda”.
Asimismo, Samasource también ha ayudado a Walmart a innovar en comercio electrónico, puesto que tenía el objetivo de construir un sistema que ofrezca una experiencia de compra igual a todos sus clientes, independientemente de donde se encuentren.
De hecho, el director de producto, Ram Rampalli, expresó que “la calidad del trabajo o la dedicación del equipo superó con creces las expectativas, con un índice de calidad del 92% y una rotación casi nula”.
Pese a la gran labor que está llevando a cabo Samagroup, hubo quien en los años de crisis les acusó de llevarse fuera puestos de trabajo de Estados Unidos. Al ver que en muchos lugares del país había pobreza y desigualdad, decidieron lanzar SamaUSA.
Con una redefinición del modelo de negocio, puesto que los ingresos de los micro-trabajos no son suficientes en Estados Unidos, la compañía ha decidido formar en computación básica y alfabetización digital a personas pobres del país.
De momento, SamaUSA lleva a cabo dos proyectos piloto en Carolina del Norte y uno en Manhattan, generando empleo en un 30% de los estudiantes que, seis meses después, ganan de media 15 dólares la hora.
Esta oportunidad para los alumnos no sólo es económica, sino personal, puesto que son parte de las empresas más punteras del mundo, y también de la economía real.
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