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Con la llegada de la pandemia hemos sufrido un incremento de diversas alteraciones psicológicas del espectro humano: ansiedad, estrés, depresión, frustración… Realmente no estamos adaptados al aislamiento social, la gestión de la incertidumbre y a un caos general que nos afecta a nivel personal, laboral y social.

Ante una nueva realidad que los especialistas creen que puede repetirse e incluso incrementarse, la tecnología pone a nuestro alcance la capacidad de minimizar los efectos adversos físicos y psíquicos que nos provocan los confinamientos. Tecnologías como la realidad virtual nos permiten crear entornos “alternativos” con los que podemos interaccionar.

La realidad virtual nos permite crear espacios virtuales que nos provocan activaciones cerebrales y motoras, y todo sin salir de nuestro hogar Clic para tuitear

Según un reciente estudio, llevado a cabo por un equipo interdisciplinario de la UCLA, Universidad de California (Departamento de Física y Astronomía) y publicado en Nature, la Realidad Virtual puede mejorar el aprendizaje por asociación, la memoria, nuestra relación con el entorno, la adaptación emocional, los recuerdos y todo ello gracias a la estimulación de una zona del cerebro denominada hipocampo.

“La realidad virtual va más allá del mundo del entretenimiento, nos permite crear espacios virtuales que nos provocan activaciones cerebrales y motoras, y todo sin salir de nuestro hogar. Activaciones neuronales que nos protegerán, reduciendo los efectos negativos de situaciones incoherentes para nuestra fisiología como seres humanos, como es el caso de la una pandemia y un confinamiento, situaciones que podremos volver a vivir en el futuro”, explica Antonio Ruiz, experto en Neurociencia Aplicada e Integración Biotecnológica.

La Realidad Virtual (RV) abre todo un mundo de experiencias, en un espacio virtual, que podría «reentrenar» el hipocampo. A través del análisis de las diversas ondas cerebrales podemos descubrirlo.

Antonio Ruiz recomienda en un futuro como el que muchos investigadores pronostican, donde los confinamientos podrán ser más habituales, hacer uso de herramientas propias de la neurociencia como la Realidad Virtual, ya que “activar las ondas cerebrales ha favorecido nuevos tratamientos para luchar contra el Alzheimer, lo que demuestra que no son solo embajadoras que conectan regiones del cerebro, sino potenciales “soldados” que nos ayudan a conectar áreas”, argumenta.

En el caso de la Realidad Virtual, las ondas theta son el quid de la cuestión. Se trata de ondas relativamente lentas que se disparan en el cerebro mientras se sueña despierto, o en medio de una gran carrera, o en la ducha con la mente totalmente relajada. Las ondas Theta, que bañan el hipocampo, desencadenan un estado en el cerebro que es propenso a un flujo de ideas, conocido como la «ducha de pensamientos».

Este estado es fundamental para nuestra capacidad de aprender y memorizar, así como para la plasticidad, que es la capacidad del cerebro de adaptarse a algo extraño y nuevo. Las ondas theta trabajan con otras ondas cerebrales para ayudarnos a recordar, algo que a menudo se pierde en el Alzheimer”.

Gracias a los estudios que se están realizando con Realidad Virtual se ha descubierto que no solo se generan ondas theta normales, sino que la hiperestimulación sensorial provoca otra onda que se ha denominado “banda eta”, una especie de FitBit interno, que nos proporciona motivación y ayuda, para detectar cambios como un aumento del estrés, fatiga o potenciales signos de enfermedad”.

Para comprender el papel de las ondas en el aprendizaje y la memoria en el hipocampo, se ha estudiado ampliamente en ratas mientras realizan tareas de desplazamiento, y el estudio concluye que solo se activaba si las ratas del estudio corrían, pero que desaparecía cuando se ponían en modo teleadicto”, remata Ruiz.