Los KPIs, o Indicadores Clave de desempeño, sirven para realizar una medición y permitir emitir una evaluación que nos proporcione un control sobre unos objetivos establecidos.
En este sentido un KPI debe ser:
- Relevante: tiene que estar en línea con el objetivo que se pretende medir.
- Cuantificable: se tiene que poder medir de forma clara y concisa.
- Específico: debe ser claro y detallado, evitando así malentendidos.
- Alcanzable: debe ser realista.
- Temporal: debe tener un marco de tiempo definido para su evaluación.
No todos los KPIs deben ser numéricos, sino que pueden existir KPIs lógicos que indiquen si un determinado aspecto en una fase de control se está cumpliendo o no.
Igualmente, tampoco es necesario que exista un valor mínimo de cumplimiento, sino que se puede establecer un KPI en función de un % que sitúe, por ejemplo, diferentes compras en una escala de cumplimiento que nos permita centrar la atención en los procesos con mayor posibilidad de mejora en eficiencia.
Si hablamos de control continuo, la definición de KPIs es clave para poder monitorizar en tiempo real y de forma sencilla un proceso de compra.
Acompañados por la tecnología podremos reducir el marco temporal del KPI, realizándose de forma constante y regular, a diferencia de las revisiones periódicas que se hacen a intervalos más largos.
Un mapa de KPIs nos dará visualmente información necesaria para:
- Monitorizar el rendimiento: permitiendo seguir el progreso hacia los objetivos estratégicos.
- Tomar decisiones: facilitar la toma de decisiones basada en datos y hechos concretos.
- Identificar problemas: ayudar a identificar áreas que necesitan mejoras.
- Motivar al equipo: al proporcionar metas claras y medibles.
Para medir un procedimiento de compra hay que separar el mismo en cada una de las fases que lo componen y establecer KPIs intermedios que nos permitan interactuar con cada una de ellas.
De esta forma podremos monitorizar, no sólo el resultado final, sino el efecto que tienen sobre este los cambios en cada una de las fases.
Como siempre que hablamos de datos, es importante conocer el origen de estos, y poder realizar una auditoría de calidad de los mismos para garantizar que el resultado final sea fiable.
A modo de ejemplo, en la F1 el monitoreo continuo de todos los datos permite, durante el fin de semana que dura un gran premio, por un lado, adaptar el coche a las condiciones del circuito, del piloto y de la meteorología, y por otro, establecer la mejor estrategia tanto en la clasificación como en la carrera. La capacidad técnica de los equipos de Fórmula 1 permite incluso recibir datos en tiempo real y poder modificar la estrategia en función de las circunstancias cambiantes de la carrera.
Algunos KPIs utilizados son el tiempo de paso por curva, el desgaste de los neumáticos, la temperatura de la pista, de los frenos o del motor, la evolución de las previsiones meteorológicas, banderas en pista, velocidad y comunicaciones por radio de los rivales.
Aunque también se monitorizan, por ejemplo, los datos biométricos de los pilotos, como la frecuencia cardiaca o el grado de estrés durante la carrera.
De hecho, existen habitualmente 3 sesiones de prácticas que son utilizadas para realizar mediciones, que confirmen o contrasten con las realizadas en simulación y que, sumadas a los datos históricos, permitan realizar los ajustes aerodinámicos que maximicen las prestaciones y la velocidad del vehículo, así como escoger la mejor estrategia de neumáticos para la carrera.
Es tal la utilidad que le proporcionan los datos a los equipos de F1 que organizan competiciones de e-sports para recopilar datos de funcionamiento de configuraciones sobre carreras virtuales.
En definitiva, el uso de datos y el seguimiento de KPIs permiten mantener, en un deporte altamente inestable, unos parámetros de control que proporcionan seguridad a los pilotos y maximizan las prestaciones de cada uno de los vehículos.
Algunos partner tecnológicos dentro de la Fórmula 1 son SAP’s S/4HANA Cloud para Mercedes, ORACLE para Red Bull, o Cognizant para Aston Martin.
Existen múltiples opciones tecnológicas en el mercado, pudiendo ser válida una sencilla hoja Excel si nuestras necesidades no son tan complejas como las de la F1.
En realidad, al tratarse de un análisis de datos, lo más importante no es la tecnología que apliquemos, sino la correcta definición de los KPIs para que nos proporcionen la información que necesitamos.
Por David Hernández, Socio de ACFYD análisis.