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Desde la llegada de lo que ha venido a denominarse la nueva realidad, tras la pandemia mundial, se ha puesto de manifiesto la necesidad de invertir en talento, en investigación y en innovación. Desde las administraciones y desde las asociaciones empresariales se han establecido ayudas, espacios y programas orientados a que las iniciativas emprendedoras prosperen. Esto es lo que podemos considerar un ecosistema emprendedor, un lugar en el que las nuevas ideas encuentran el espacio y los recursos necesarios para poder convertirse en negocios reales que se sumen a la economía y al actual tejido empresarial.

La necesidad que existe hoy en día de un ecosistema empresarial en España en el que las iniciativas emprendedoras tengan un papel protagonista es evidente y debe ser una de las prioridades a considerar. Clic para tuitear

Qué es un ecosistema emprendedor

Un ecosistema emprendedor es un concepto en el que confluyen todos los actores necesarios para que se produzcan los procesos de emprendimiento. Una de sus características principales es que en ellos se fomenta la innovación, la creación y el desarrollo de nuevos negocios.

En el desarrollo de un ecosistema emprendedor existen figuras clave que son las que propician que este tipo de iniciativas tengan éxito.

Importancia de la figura política para el desarrollo de un ecosistema emprendedor

Los políticos son precisamente, en su función de gestores institucionales, uno de los pilares clave en los que debemos de apoyar este concepto. Son los responsables de facilitar las gestiones burocráticas para los emprendedores, así como son también los promotores de incentivos, en forma de subvenciones y ayudas, que sirven para favorecer la creación de entornos amables para las iniciativas emprendedoras.

El papel de los inversionistas en un ecosistema emprendedor

Una de las principales barreras que se encuentran la mayoría de emprendedores en este país es la de conseguir la financiación necesaria para poder poner en marcha su idea y, en consecuencia, iniciar su actividad. Un modelo orientado al impulso de iniciativas emprendedoras debe contar necesariamente con personas e instituciones que cumplan esta misión.

Actualmente se dan tres perfiles de inversionistas para proyectos. Por un lado, las propias administraciones, con las líneas de subvenciones y ayudas, permiten que muchos proyectos cuenten con el capital necesario para iniciar su recorrido. En segundo lugar, la banca dispone de líneas estratégicas dirigidas a proyectos de nueva creación. Con ellas ayuda a los nuevos empresarios a conseguir la liquidez necesaria para arrancar su proyecto en unas condiciones favorables. Finalmente existen empresarios particulares, fundaciones y fondos de inversión, especializados en detectar proyectos viables, y dotarlos de los recursos necesarios, en forma de capital semilla, para lanzarse al mercado con garantías.

Formación e investigación para la consolidación de ecosistemas emprendedores

La digitalización, la innovación y el acceso a las últimas tecnologías, junto una formación y acceso al conocimiento adecuados, son pilares imprescindibles a la hora de desarrolla nuevas empresas.
Vivimos en un mundo en el que lo digital se ha convertido en el canal de comunicación predominante. Obviar este dato marcará la diferencia entre la supervivencia y el éxito de cualquier iniciativa que quiera prosperar en el mercado. Hoy, gracias a este avance, las posibilidades para el emprendedor se han multiplicado. Los canales de comunicación con los consumidores son directos, bidireccionales y flexibles. También lo son con otras empresas, con proveedores, socios clave o incluso con la competencia, como nos demuestran, cada vez más, marcas de reconocido prestigio, como Coca Cola y Pepsi, McDonald’s y Burger King interactuando entre ellas e intercambiando publicaciones en las diferentes redes sociales.

La formación es esencial para que un proyecto tenga la oportunidad de prosperar a partir de una idea. Conocer los mecanismos que hacen que, precisamente esa idea, se convierta en un negocio viable y que perdure en el tiempo, es imprescindible para cualquier emprendedor.

Iniciativas como la de Kayzen Emprende , que ayuda al emprendedor a comprender los elementos que convierten una idea de negocio en un proyecto empresarial realista y con oportunidades en el mercado. Las escuelas de formación especializada, que aportan al emprendedor el conocimiento necesario para gestionar su empresa, son necesarias a la hora de formar profesionales preparados que inicien sus proyectos con las máximas garantías. Los emprendimientos sólidos son la garantía de un ecosistema emprendedor estable y con proyección de futuro.

Otros actores que participan en un ecosistema emprendedor

En este caso, los modelos de asociacionismo que, desde hace décadas, se vienen desarrollando en nuestro país, son inestimables. Las cámaras de comercio, las asociaciones sectoriales, locales o autonómicas, los círculos de coworking que han prosperado desde la crisis de 2008, incluso los organizadores de eventos relacionados con el mundo de la empresa, del emprendimiento, o de sectores concretos, multiplican las posibilidades que un ecosistema emprendedor tiene para consolidarse. Ferias, congresos o seminarios forman puntos de encuentro para que los emprendedores y empresarios puedan desarrollar sinergias y hacer crecer sus proyectos.

Cuáles son los beneficios de un ecosistema emprendedor

Los ecosistemas emprendedores pueden existir desde muy diferentes perspectivas. Dependiendo de su magnitud pueden ser grandes o pequeños. Desde el espacio que propicia, efectivamente, un coworking para la interrelación entre sus usuarios, hasta las dimensiones que presentan las lanzaderas y los semilleros más destacados del país. Las propias asociaciones de empresarios ya son en sí mismas dinamizadoras para iniciativas empresariales. Muchas de ellas surgen para este fin.

Las relaciones que se generan dentro de una escuela de negocios orientada al lanzamiento de proyectos son un buen ejemplo de ecosistema emprendedor. Estos lugares, en los que futuros empresarios conviven con compañeros con los que comparten inquietudes, necesidades y objetivos, son, lo que podríamos llamar, un ecosistema emprendedor necesario y, con el tiempo, acaban derivando en asociaciones y clubes de negocios que fomentan, desde la experiencia, nuevas iniciativas emprendedoras.

El emprendimiento en España

La radiografía que nos presentan los estudios, con respecto al Emprendimiento en España , no deja duda sobre la necesidad que existe en la actualidad de apostar por el talento y por impulsar iniciativas que ayuden al crecimiento de la economía nacional.

En España el 95% del tejido empresarial está compuesto por autónomos y micropymes. Esta es una cifra muy superior a la que podemos encontrar en otros países de economías similares o dentro de la propia eurozona. Este dato es determinante para entender los retos a los que se enfrenta la economía española y la necesidad que se deriva de él. Conseguir un ecosistema emprendedor estable, que cuente con el apoyo, tanto de instituciones públicas como de los diferentes círculos empresariales, es vital para la prosperidad y el futuro de la sociedad española. El apostar por los emprendedores es garantía de futuro, tanto para el desarrollo económico como para la creación de empleo, asignatura siempre pendiente en España.

Principales retos a la hora de consolidar un ecosistema emprendedor en España

Todos los estudios apuntan que la mentalidad emprendedora es motor para la creación de riqueza, de innovación y de desarrollo en aquellos lugares en los que se cultiva. Según el III Estudio nacional del Autónomo, en España, las principales barreras a las que se enfrenta un emprendedor son la fiscalidad, el sistema tributario y la burocracia. Todas juntas forman la primera prueba a la que se enfrenta un proyecto emprendedor y, en ocasiones, es el lugar en el que se extingue.

Por este motivo, vertebrar las acciones necesarias, desde las instituciones, para facilitar los movimientos ágiles en cuanto a la documentación y los permisos, así como flexibilizar, tanto los tributos como la presión fiscal en los primeros pasos de las empresas, es uno de los retos pendientes en los que hay que trabajar.

Otro de los retos pendientes es la falta de formación en los diferentes niveles educativos en cuanto a habilidades y aptitudes necesarias para el emprendimiento y la creatividad. Dotar a los estudiantes, en las primeras etapas de su formación, de habilidades como la comunicación, la oratoria, la negociación, el pensamiento crítico o incluso el pensamiento disruptivo, potenciará en ellos la necesidad de crear nuevos espacios de crecimiento personal y, por qué no, la habilidad de poder construir su futuro.

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