brecha digital

Isabel Pomar, CEO de Datisa, proporciona tres recomendaciones necesarias para impulsar la transformación digital de las pymes para hacer frente a la brecha digital.

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por Isabel Pomar, CEO de Datisa

datisa

Cambiar la cultura de las pymes respecto a la tecnología y su contribución a la competitividad, la eficiencia y la productividad, adquirir la capacitación y habilidades necesarias -bien a través de la formación del talento interno, bien a través de la contratación de nuevos talentos- y mejorar las vías de financiación convencionales, así como encontrar nuevas fuentes de financiamiento, son las tres recomendaciones que se me ocurren para impulsar la transformación digital de las pymes.

A pesar de que las pequeñas y medianas empresas siguen teniendo claras las múltiples ventajas que aporta la digitalización de sus procesos y operaciones, lo cierto es que, este tipo de organizaciones siguen presentando un importante retraso en este sentido, respecto a las empresas de mayor tamaño.

Aunque reconozco que hemos experimentado un avance importante, especialmente respecto al uso de la tecnología orientada a la gestión de procesos, la verdad es que el ritmo al que se avanza sigue siendo demasiado lento y, lo que es peor, poco eficiente.

Para tratar de compensar el gap que existe aún entre tecnología, personas y procesos, te propongo tres recomendaciones a tener en cuenta:

1. Cambiar la cultura de la pyme respecto a la tecnología. A pesar de que las pequeñas y medianas empresas tienen, más o menos claro, lo que quieren, no acaban de identificar qué soluciones son las más adecuadas para alcanzar los objetivos propuestos. Esto significa que, lo que muchas pymes entienden por implantar tecnología para impulsar la digitalización de sus procesos no tiene nada que ver con hacer que lo digital permita optimizar sus modelos de negocio, ni mucho menos, desarrollar nuevos modelos que les ayuden a identificar nuevas oportunidades. Es decir, modernizar una web o ser más activos en las redes sociales -aún pudiendo ser muy beneficioso- no significa que la organización tenga clara su estrategia digital.

Las pymes están tomando conciencia de que replicar el funcionamiento y las metodologías del mundo off al entorno online, no tiene sentido, especialmente porque el consumidor no se comporta igual, ni tiene el mismo nivel de exigencia ni cuenta con las mismas opciones para comparar o decidir.

2. Formación para adquirir o mejorar las capacidades y habilidades digitales necesarias para hacer que el ritmo del cambio sea mayor. Pasó con Internet y sigue pasando -aunque en menor medida- con la Nube, que muchas organizaciones fueron reticentes a utilizar esta tecnología, especialmente, por desconocimiento respecto a su seguridad o, incluso, a la pérdida de control. Sin embargo, las campañas informativas que se han ido poniendo en marcha desde los distintos agentes que conforman la cadena de valor, la intensa formación que se ha implementado y la comprobación práctica de las ventajas que aportan, han sido las palancas que han impulsado su interiorización, no solo en el ecosistema pyme.

En este sentido, es importante señalar que el cambio en la cultura corporativa que se necesita para modificar los modelos de trabajo convencionales debe ir siempre acompañado de un cambio en el entorno de los recursos humanos. La idea es fomentar la colaboración y el intercambio, no solo de información, sino de conocimientos entre los empleados con más habilidades digitales y aquellos que muestran una mayor necesidad de capacitación en este sentido. Por supuesto, las organizaciones deben estar abiertas también a la contratación de nuevos talentos, cuyos conocimientos digitales puedan permear fácilmente a todas las áreas del negocio. Por lo tanto, hacer que todos los empleados avancen hacia lo digital será una de las claves para hacer que la empresa, en sí misma, impulse su propio proceso de digitalización.

3. Buscar nuevas fuentes de financiación, para dejar de depender tanto de las fuentes de financiación convencionales.  En este sentido, optimizar la gestión financiera del negocio con soluciones tecnológicas específicas permitirá construir un sistema “financiero” alrededor de los datos y con ello, mejorar el rendimiento al minimizar los riesgos y mejorar el control sobre la liquidez y la tesorería.

Planificar, desglosar, analizar y controlar los costes también ayuda a tomar decisiones más inteligentes, ya sea respecto a los precios o respecto a los proveedores. Pero, además, permite determinar la rentabilidad de los productos y/o servicios y tomar decisiones en tiempo real para acelerar o detener su comercialización según convenga. Por otro lado, establecer un sistema de cobros y pagos eficiente también permitirá a la organización obtener financiación de sus proveedores y, con ello, establecer un sistema más rentable, más flexible y adaptado.

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