En los últimos años se está produciendo un proceso de cambio cada vez más rápido debido al auge de las nuevas tecnologías, que han logrado transformar la manera en la que nos relacionamos y cómo trabajamos.
En este periodo de tiempo han ido surgiendo profesiones de nueva creación, dejando en manos de máquinas y sistemas operativos las tareas que antes se controlaban de manera manual. Ahora la tecnología controla procesos enteros, y en fábricas donde se necesitaban un número importante de trabajadores, ahora esa actividad de producción se consigue reduciendo puestos de trabajo gracias a sistemas más rápidos y eficaces.
Al contrario de lo que muchos puedan pensar, en este proceso de cambio han surgido nuevas oportunidades y necesidades que llevan asociada una mejora de la calidad de vida, tanto para el trabajador como para la sociedad en conjunto.
Es cierto que los cambios llevan consigo una destrucción de empleo cuyos trabajadores no están preparados para asumir otros roles. Esta situación pone en evidencia que hoy la formación continua juega un papel fundamental. Los puestos de trabajo que irán naciendo lo hacen con el propósito de ofrecer soluciones a los problemas actuales, así como a nuevos que irán apareciendo en un futuro cercano.
En este contexto, los nichos de mercado que a destacar son:
1. Envejecimiento de la población. Es necesaria una oferta de servicios para este segmento poblacional, con personas que se encuentran en edad de jubilación, con plenas facultades físicas y mentales o incluso para aquellas que tengan capacidad reducida. Este segemento poblacional se ha convertido en un nicho de empleo para un futuro cercano, por lo que la formación, a través de un aprendizaje activo, tendrá que orientarse a ejercitar las habilidades cognitivas, además de las actividades culturales donde se refuercen las capacidades. Será una gran oportunidad para los profesionales, por lo que todo ello requerirá de una importante planificación.
2. Energías alternativas y cambio climático. Será necesaria una sustitución y renovación de los sistemas de producción y consumo actuales por otros donde las energías limpias sean las protagonistas. Para ello será indispensable realizar una labor de investigación, planificación, desarrollo y mano de obra para la mejora de la calidad de vida, además de para abaratar el consumo y reducir costes.
3. Calidad en el trabajo. La evolución natural tiende a que nos vayamos convirtiendo en una sociedad cada vez más competitiva, donde se irá reduciendo las horas de trabajo gracias a la inclusión de la tecnología en muchos puestos laborales. La calidad irá ganado peso y será clave en los servicios que ofrezca, por lo que las Administraciones Públicas deberán ser las que aborden las primeras los problemas reales de la sociedad.
En este contexto habrá que reinvertir el pago de prestaciones sociales por inversiones en formación, ya que la empleabilidad de las personas en desempleo será una decisión que deberá ser tomada con firmeza por parte de los organismos públicos. Se tendrá que invertir igualmente en políticas de prevención de enfermedades y promoción de la salud, precisamente en un sector donde no tendrá sentido que existan profesionales en paro mientras haya listas de espera en Sanidad.
4. Mejorar los entornos habitables. De nuevo aquí hay dos protagonistas, como son la calidad y los servicios, que ayudan a construir un entorno más saludable, con mejores servicios como zonas verdes, calles libres de barreras arquitectónicas, y la implantación de nuevas tecnologías al servicio de las personas. Para ello se requiere de profesionales formados para la puesta en marcha de una planificación, así como de mecanismos que simplifiquen los procesos diarios y habituales de las personas.
5. I+D. Anticiparnos a lo que seguramente llegue con el desarrollo de soluciones a los problemas actuales, con costes a corto y medio plazo, y una inversión en elementos como la biotecnología, nuevos materiales o diseño.
6. Ocio y tiempo libre. Habrá puestos de nueva creación que se orienten en servicios que la sociedad irá demandando, como son las actividades culturales y de administración del tiempo libre, una disciplina donde la formación será protagonista. En este ámbito se aprecia que la situación será cada vez más cambiante, por lo que la capacidad de adaptación a estos nuevos entornos junto con la flexibilidad, serán los elementos clave que ayudarán a las empresas a incorporarse a este nuevo mercado.
Para ello habrá que capacitarse, además de realizar procesos de selección que tengan muy en cuenta la adaptabilidad del trabajador, para lo que resulta imprescindible eliminar cualquier prejuicio relacionado con la edad, y que las organizaciones se centren basicamente en la adaptación del trabajador para un puesto laboral. Uno de los puntos fuertes que siempre se han considerado necesarios en la mayoría de los puestos son las habilidades sociales y comunicativas, que en el futuro serán clave para ‘el qué y el cómo se dice’.
La mejor preparación será precisamente estar alerta, preparado, analizando los puntos fuertes y los débiles, y abrirse a cualquier aprendizaje que se necesite en cada etapa profesional, para poder dotarnos de las mejores herramientas para trabajar, además de tener la posibilidad de elegir dónde deseamos desarrollar nuestra carrera profesional. Otro punto destacado que se verá reflejado en la experiencia profesional será tener la capacidad de poder adelantarse a las necesidades de los clientes, con soluciones que podamos ofrecer a nuestra empresa. Para ello se necesitará un conocimiento importante del entorno en pleno proceso de internacionalización.
Ver noticia completa