Los gastos de envío gratuitos, un sobrecoste para los pequeños negocios

El incremento de los gastos de envío sobre el precio son una barrera para que el cliente finalice la compra. Sin embargo, esto también supone un problema para los pequeños negocios que, para poder mantener sus ventas, se han visto en la necesidad de tener que asumir ellos el coste del envío.

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En el eCommerce, una práctica común, es que el vendedor asuma una parte, o la totalidad, de los gastos de envío para no encarecer en precio final del producto, reduciendo su margen de beneficio, pero incrementando las ventas. Sin embargo, este método puede ser efectivo en grandes empresas, pero puede suponer un grave problema económico para los pequeños negocios.

El eCommerce, en España, genera 12.000 millones de euros al trimestre y tiene un incremento del 30% interanual. El envío gratuito supone un atractivo mayor para los clientes y, compañías como Etsy se lo recomienda a sus vendedores como parte de su estrategia de marketing; por su parte, Amazon, tiene una tarifa anual para que los envíos no tengan coste adicional, mientras que Aliexpress tiene esta opción habilitada para todos los clientes. El problema reside en los pequeños negocios que, para poder mantener sus ventas, han tenido que adoptar estas prácticas, asumiendo en gran medida el coste del envío.

A la hora de finalizar una compra, el hecho de que se incremente el precio por añadir los gastos de envío es una de las principales razones a la hora de abandonar el proceso y, por este motivo, muchas empresas han decidido disimular este incremento mediante otras fórmulas. Según la teoría del comportamiento a esto se le conoce como pain of paying o dolor de pagar, y consiste en que hay ciertas barreras psicológicas que pueden impedir la finalización de una compra.

El caso de Amazon

Cuando Amazon desembarcó en España, empezó gestionando sus envíos a través de Seur o MRW, sin embargo, con el paso del tiempo estas compañías detectaron que el volumen de paquetes cada vez era mayor, mientras que el beneficio era menor. Además, los retrasos que se producían en las entregas repercutían sobre la reputación de las empresas de transporte.

Esto supuso que estas compañías decidiesen dejar de trabajar con Amazon, quien optó por crear su propia red logística a través de repartidores autónomos y de subcontratas; mientras que, para el servicio a pueblos distantes, optó por Correos, que por ley está obligado a prestar el servicio postal universal y garantizar el envío de cartas y paquetes a todo el país con un precio competente.

Fuente: elpais.com

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