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La inteligencia artificial (IA) es cada vez más capaz de tomar decisiones en situaciones complejas. Las máquinas digitales están reemplazando todo tipo de trabajos humanos, ya sean repetitivos, específicos, manuales o cognitivos

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por Xavier Ferràs Hernández

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Sin embargo, existe un preocupante lado oscuro de esta potente fuerza. Nos bombardean constantemente con noticias sobre los puestos de trabajo amenazados por los robots, algo que tiene enormes implicaciones para la sociedad capitalista moderna. Los robots están eliminando, a un ritmo acelerado, trabajos en fábricas, almacenes y centros de servicio al cliente.

El futuro del trabajo se verá marcado por la automatización digital, que puede abrir las puertas a corporaciones hiperproductivas sin empleados. Puesto que la capacidad de la IA crece incesantemente, también es posible un futuro que prescinda de la gestión humana.

Con la automatización inteligente, los gerentes a diferentes niveles también pueden volverse redundantes. Podríamos ver cómo las redes de procesamiento de datos toman decisiones y envían instrucciones electrónicas a la estructura corporativa las 24 horas del día. Nada mejor que un algoritmo inteligente para analizar datos y tomar decisiones en marketing, recursos humanos, operaciones y finanzas.

El CEO electrónico

Incluso podríamos tener en el futuro un CEO digital (un simple algoritmo) que analizara continuamente toda la información relevante de las noticias, revisara los comentarios de los clientes en las redes sociales y supervisara los indicadores internos de producción.

Ante este escenario se plantean numerosas preguntas que van mucho más allá de las implicaciones económicas de la IA. ¿Cómo afectará la inteligencia artificial a la práctica de la gestión propiamente dicha?

Dirección de operaciones y estrategia

Las máquinas son claramente superiores cuando se trata de interpretar grandes masas de datos, identificar patrones, prevenir errores y coordinar subsistemas. Los procesos de gestión que están estrechamente relacionados con la lógica, las estadísticas y la toma de decisiones racionales pronto se realizarán mucho mejor mediante algoritmos inteligentes.

Esto será, sin duda, lo que sucederá en un futuro cercano en ámbitos como la dirección de operaciones, en que las decisiones y estrategias relativas a la gestión de existencias, el aprovisionamiento, las cadenas de suministro, la planificación de la producción, el control de calidad y la logística de distribución requieren un alto nivel de razonamiento matemático. Lo mismo ocurre en la gestión financiera. Una vez definida la estrategia y establecidos los objetivos corporativos, se puede dejar que las máquinas se encarguen de la implementación de la estrategia por sí solas, sin intervención alguna.

En estos modelos, no solamente se robotizarán las líneas de producción, sino también la dirección de operaciones en aquellos campos que son altamente susceptibles a la automatización.